Capítulo IV

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Sabes que hay días peores que otros, sin embargo, intentas y te esfuerzas en manejar, mantener bajo control tus emociones, si hay algo que absolutamente odias es que la demás gente te vea débil. Lamentablemente, Gaara ha presenciado una o 2 veces de tus momentos más débiles- algo que ni siquiera Naturo ha hecho, aunque piensas eso probablemente sea porque él es el motivo de volverte tan malditamente sensible.

Las pocas veces que eso ocurrió, -el pasar la noche entera en estado melancólico, lamentando todas las decisiones que has tomado a lo largo de tu vida- estaba terminantemente prohibido el hablar de eso el día siguiente.

Llegaste el lunes siguiente a trabajar con la cabeza en alto como siempre, aparentando que nada te afecta, eres el perfecto e insensible Sasuke Uchiha, nada puede tocarte, nadie traspasa las barreras impuestas por ti. Nadie excepto él.

Odias que lo primero que ves al llegar en la mañana sea como Naruto con su radiante personalidad, encanta a todos en la oficina, incluyéndote a tu pesar. Aunque digas que lo odias, en realidad, te deleita el como con su sonrisa mejora el ánimo de todo el mundo. Te mientes a ti mismo, fingiendo que lo detestas, sientes como crece la añoranza dentro de ti, por lo cual, haces lo que mejor sabes hacer cuando las emociones te sobrepasan, huyes, por supuesto.

Te diriges al baño para lavarte la cara y poder despejarte un poco. Necesitas poner un poco de distancia, alejarte de su felicidad explosiva, te abruma, como tantas veces lo hizo en el pasado.

-Hola – tan concentrado en tus pensamientos no prestaste atención a la puerta que se abría dejando entrar a un Naruto, mostrándose inseguro al verte ahí parado en frente del gran espejo- ohm...¿Cómo...cómo has estado? – dice rascándose el cuello, un gesto que siempre hacía cuando se encontraba incómodo.

- Solo le di un asentamiento de cabeza - esperando que pasara por una actitud indiferente.

- Naruto solo suspiró, en forma de resignación supones. – Cualquiera esperaría que con el tiempo te volvieras más comunicativo, Sasuke. Sabes me da gusto verte – Naruto intenta mirarte a los ojos mientras te habla, le mantienes un momento la vista, pero luego la tienes que desviar, no puedes dejar que vea a través de ti. – Otro suspiro – Ha pasado mucho desde la última vez que nos vimos, estás incluso más atractivo que antes. – dice el maldito con una voz más relajada.

- No sabes que responder, solo lo miras con sorpresa, esa declaración te dejó fuera de juego, tratas de pensar algo rápido para que no se note lo afectado que estás. – Tú estás tan ruidosos y explosivo como siempre. – dices con una sonrisa socarrona para que no vea detrás de tus palabras, lo mucho que te encanta su forma de ser y cuánto lo has extrañado.

- Sí, ya sabes, no he cambiado mucho desde la preparatoria, no es una sorpresa en realidad – dijo carcajeándose con un encogimiento de hombros.

Eso no es del todo cierto, puedes discernir completamente, está mucho más maduro, sin dejar su personalidad juguetona, rayando en lo coqueto. Esa combinación entre niño y hombre viril era potencial para cualquier fantasía erótica. Su porte varonil de machote, pero con actitud fanfarrona. No puedes evitar analizarlo completamente, el cómo su camisa blanca aprieta cada uno de sus músculos muy bien trabajado en todos los lugares correctos; esos brazos enormes que sabes pueden competir con tu propia fuerza. Ahora que te tomas tu tiempo para realmente verlo y tenerlo tan cerca, te hace dar cuenta que, aunque, su altura no es muy diferente a la tuya de 1.80, su espalda lo hacía ver más impotente. Sus piernas dentro de ese pantalón de vestir negro, marcando deliciosamente su entrepierna, si se ve así en una situación corriente, no puedes evitar imaginar como sería en su estado de completa excitación, puedes apostar a que está aún mejor equipado que en tiempos anteriores. Todo él grita masculinidad, tiene esa vibra de dominante por cada poro.

Nunca te sentiste inferior en fuerza en comparación a él, pero mientras tu fuerza pese a no perder lo potente e intimidante, era más sofisticada, sin alcanzar necesariamente lo delicado - aunque tu hermano amaba molestarte que eras el niño más fino que haya conocido – Por el otro lado Naruto, su fuerza era bruta, una total bestia. Él solía decirte en las noches, cuando en la intimidad pasaban de los besos suaves y lentos a algo más apasionado, como fuego lento, se veían desesperados de pasar a hacer el amor a simple y llanamente tener sexo tan duro como pudieran, llegar a sus límites, en el momento donde la pasión era tan insoportable que no podías controlar tus gemidos, ni él sus gruñidos de excitación.

Eres el único capaz de soportar a la bestia- decía entre gruñidos – eres el amo, Sasuke, eres mi amo – para luego besarte con todas sus ganas, viniéndose profundamente en tí con un último rugido animal.

Un carraspeo te hace volver al presente, con un sobresalto te percatas que te has quedado embobado comiéndotelo completo con los ojos. Cuando te encuentras con su mirada puedes ver satisfacción, un poco de confusión y cautela, además de – no lo puedes creer – deseo.

- Por otro lado, tú, Sasuke – dice retomando la conversación como si nada – solo has mejorado con el tiempo, pensé que era imposible que fueras más hermoso, sin embargo, aquí estás. - afirma, mirándome de pies a cabeza, seguramente imitando lo que hice segundos atrás – Aún más apuesto de lo que recordaba – él y su maldita sonrisa de lado, que ya de niño no tenia nada.

Solo te quedas ahí, estoico bajo su escrutinio, sintiendo desde tu pelo a las puntas de tus pies su mirada pesada, en un ambiente cargado de tensión. Aprecias como se te pone la piel de gallina, evitas con todas tus fuerzas estremecerte, no lo dejas ver cuanto te afecta, que se percate del deseo que te hace sentir.

- Bueno, fue un placer, Sasuke – la forma que dijo la palabra, lentamente como saboreándola junto con tu nombre, hace que tu imaginación quiera ir mucho más allá – Espero nos sigamos encontrando, como siempre las conversaciones contigo son tan – su sonrisa, su maldita sonrisa – estimulantes.

Y luego solo se va pasando por tu lado con una caricia apenas perceptible en tu cintura, y te deja nuevamente en la soledad del baño, esforzándote en poner todas tus emociones en control.

Maldito Naruto y maldita su sonrisa.

Pero no puedes engañarte fingiendo que no te gustó el pequeño intercambio, por el contrario, solo te hace desear más. Sabes muy buen que deseas mucho más de él.

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⏰ Última actualización: Feb 19, 2019 ⏰

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