CASTIGO IMPERIAL // dos

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Corrí por los pasillos del castillo, Natsu y Wendy me siguieron el paso mientras las damas de corte gritaban nuestros nombres.

— Princesa Lucy – grito una de ellas, tras decir los nombres de decir los nombres de mis compañeros de travesuras — ¡Joven Natsu, Lady Wendy!

Mientras corríamos, reíamos, por que así éramos, apenas unos niños que iban aprendiendo a ser niños.

— Por aquí – dijo Natsu. Doblando a una esquina, nos escondimos en uno de los pequeños huecos que tenía el palacio. La madera rechinó y se escuchó como la madera crujió tras la pasada de las damas de corte.

Nos miramos con complicidad y nos adentramos a la recámara del Rey. Sin que nadie nos viera, subimos hasta la plata mas alta, justo donde siempre nos escondíamos.

Agitados y con gotas de sudor, nos veíamos satisfechos mientras bajaba la cajita amarilla con un listón azul. Sonreí a Wendy y Natsu mientas ellos se sentaban frente a mi.

— ¡Woow! – exclamaron. Me sentí satisfecha de que en verdad el pastel no quedara destruido en plena carrera de huida.

— Es súper lindo, ¿no es así? – pregunte, sin dejar de mirar el pastel. Mire a Natsu y Wendy y aclare mi garganta, y con un poco de nervio le cante: — Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños Natsu y Wendy, feliz cumpleaños a ti.

Mientras cantaba aplaudía con alegría mientras me miraban con entusiasmo siguiéndome los aplausos. Al terminar de cantar, y sin velas encendidas, disimulamos que había algunas: — Pidan un deseo – dije. Esperando a que soplaran las velas imaginarias.

— No, pidamos un deseo los tres – Wendy se acercó a mi lado sujetándome del brazo. Su cabeza se recargó en mi hombro y mire a Natsu imitar su acción del otro lado.

Cerré mis ojos e imaginé las velas encendidas sobre el pastel, entonces pedí que este momento con ellos fuera eterno.

*

— ¡Natsu! ¡Déjenlo! – grite con fuerza mientras mis ojos se llenaban con lágrimas y trataba de empujar lejos a las damas de corte — ¡Él no debe ir, él debe estar conmigo!

— Princesa Lucy... – Gildarts me miro con pena — son ordenes de tu padre...

Deje de forcejear contra las damas de corte mientras miraba sorprendida al jefe de guardia, ¿era una broma, verdad? Las damas de corte miraron hacia otro lado, con pena, y vergüenza.

— ¿Por que...? – mis ojos miraron una vez más a Natsu, quien me miraba con el mismo pesar.

— Debe aprender a ser un guerrero, por favor – sujetándome la cabeza, trato de darme consuelo — compréndalo.

Apreté mi mandíbula con fuerza, y escuché los sollozos de Wendy a mis espaldas. Al llegar su lamento a mis oídos, corrí a consolarla sujetándola entre mis brazos.

— Wendy... – vi la formulación en sus labios, siguiendo mi nombre: — Lucy...

— Entonces debes llevarlo a la guerra, ¿para que? – defendí — ¿Para que mi padre lo adoptó si debía mandarlo a pelear y probablemente...? – mordí mi lengua al llegar a pensar en su muerte.

— Princesa Lucy, debe comprender que son ordenes del Rey – Gildarts, por primera vez, dejo las palabras de consuelo de lado — y las ordenes del Rey son absolutas, a menos que quiera que muera por deshonor.

Castigo Imperial / Nalu / f.t.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora