Tener arena en los pies no era cómodo, al igual que tener que taparse la cara con un par de retasos de tela.
Valla mierda
Desde aquella charla que había tenido con el mayor de lo Sabaku no, el ambiente se convirtió en uno tenso. La pelirosa no recibió una respuesta por pare del castaño incrementando su tensión y ganas de huir .
Suspiro con frutracion, sabiendo que su inevitable destino estaba apunto de llegar.
Se tendría que casar y viviría el resto de su vida en una caja de arena siendo obligada a darle hijos al niño mimado.
Era curioso como sus planes en la vida se habían desviado tanto que ni siquiera se acercaban a ser lo que había imaginado de pequeña.
Aun recordaba la primera vez que lo vio, su cabello negro y la alegría que podía llegar a tener, y que pronto se fue opacada por la sed de venganza, que, sin previo aviso comenzó a inundar su corazón.
Ella prometió salvarlo.
Y eso fue lo que hizo, Pero ahora..
¿Quién iba a salvarla?
Observo, la entrada a las cadenas de piedras comenzaban a apreciarse desde el horizonte, y mas adelante de estas, Sunagakure yacía impertinentemente ante la vista de Sakura.
Se vio sumida en sus pensamientos, odiaba el hecho de reencontrarse con el pelirrojo quería evitarlo a toda costa.
¿Podría fingir una desmayo?
No, no eran tan estúpidos, o ¿si?
¿Podría escapar?
No, eso conllevaría muchos problemas a la aldea...
¿Y si se largaba con Sasuke?
No sabia donde estaba en estos momento, posiblemente, antes de que lograra llegar con el los ninjas de Suna y Kohona irían tras ella y la obligarían a casarse inmediatamente.
-Oi, Ya llegamos-
-Uh-
-Bienvenida a Suna, Tu nuevo hogar- ironizo el marionetista.
La pelirosa le regalo una sonrisa, exclamando un "yehi" con sarcasmo.
El grupo de ninjas que la había escoltado comenzó a disiparse, dejándola completamente sola con el moreno el cual la conducía por la aldea hasta el despache del Kazekage.
Sakura recibía las miradas llenas de curiosidad por parte de los aldeanos.
Murmuraban cosas imperceptibles para ella, comenzaba a sentirse incomoda.
¿Quería irse?
Obviamente
¿Podía hacerlo?
Nop
De nueva cuenta se había sumido tanto en sus pensamientos que e un abrir y cerrar de ojos ya se encontraban en las puertas del despacho de Gaara.
No sentía nervios, o bueno, eso era lo que intentaba aparentar.
Kankuro dio un par de toques para posteriormente recibir una respuesta positiva y entrar junto a Sakura a la oficina de Kazekage.
Tan pronto entraron, el pelirrojo se fijo en Sakura, y ella bajo la mirada, pensando en lo bonito que lucia el piso.
Gaara dio la orden de retirarse a Kankuro.
Sakura quería lanzarse por la ventana.
Y cuando finalmente estuvieron solos.
Sintió la mirada aguamarina posarse en ella.
¡Oh!, pero cuanto deseaba lanzarse por la ventana
-¿Como estuvo tu viaje?-
De la mierda
-Bien-
-Me da gusto escucharlo-
Escucho, el movimiento de la silla y los pasos de Gaara aproximaban hacia ella, Sakura se tenso al sentir el agarre del pelirrojo en su muñeca.
-Me imagino has de estar agotada, después de todo, un viaje desde Konoha suele ser muy pesado-
-No se preocupe por mi Kazekage-sama, no me gustaría irrumpir en sus deberes-
De nueva cuenta, los ojos aguamarina se posaron en ella.
Sakura volteo a verlo estableciendo contacto visual con el chico.
-Luego terminare mis deberes como Kazekage, ahora es mas importante atender a mi prometida-
La pelirosa desvió la mirada, volviendo a la realidad....
Al porque estaba en Suna.
Salieron, del despacho y caminaron hasta la entrada de la torre.
Gaara hablo con su secretaria y después salieron de ahí.
Caminaron por las calles de la aldea, recibiendo las expectantes miradas de las personas.
Inconscientemente el tomo su mano.
Ella se separo lentamente de el.
Pero, aún así, ella volvió a sentir el tacto proveniente del pelirrojo, el había vuelto a tomar su mano con un poco mas de fuerza.
Ella no volvió a intentar alejarse de él.
Caminaron sin prisa alguna.
Sakura vio en la lejanía, el que suponía era el hogar del Kazekage.
La casa era grande para que solo viviera una persona, era digna de un gobernante.
Entraron sin mayor inconveniente a el edificio, el tardo en soltar su mano.
Sakura se sorprendió al ver un par de pantuflas mas pequeñas al lado de las que posiblemente pertenecían a Gaara.
Se quito las sandalias ninja y rápidamente las remplazo por un calzado mas cómodo, nuevamente camino a la par de gaara.
-Esta también sera tu casa, espero y llegues a sentirte cómoda-
Le regalo una pequeña sonrisa.
La primera de muchas más