El aburrimiento la estaba matando, no de forma literal por mas que lo deseara.
Después de haber llegado a la mansión y haberse instalado, Sakura y Gaara habían pasado tiempo en la cocina, improvisando un platillo para sentarse a comer en silencio
Silencio el cual pronto seria interrumpido
El chico había comenzado a realizarle preguntas, ella solo había dedicado a comer.
El intentaba establecer una conversación.
Ella no quería tenerla.
Por cada pregunta había un pausa, un silencio el cual para uno era tranquilizante y muy cómodo pero para el otro era escabroso.
-¿Ya no tienes hambre?-
Ella no se había dado cuenta que desde hace unos cuantos minutos había comenzado a jugar con los cubiertos y la comida.
Se sintió apenada y dejo de hacerlo.
-¿No te gusto?, puedo hacer algo que sea de tu agrado-
-No es eso, no tengo apetito-
Gaara la miro.
-Después de esto podríamos salir a caminar por la aldea, te podría guiar por ella. Claro esta, si es que quieres-
Sakura intento sonreír pero en lugar de eso solo salio una pequeña mueca acompañada por un ligero "si"
Disimuladamente, él comenzó a comer con mayor prisa.
(. . .)
Y de nueva cuenta, Sakura sentía la arena en sus pies.
Su ropa había sido cambiada por una túnica, no estaba acostumbrada a esta por lo que se sentía incomoda.
Ella caminaba al lado del pelirrojo, quien de nueva cuenta había aprisionado su mano con algo de fuerza.
Caminaron por los puestos de Suna, observando los diversos artículos y llevándose reverencias por parte de los vendedores incomodando aun mas a la joven.
No estaba acostumbrada a las reverencias ni al acto de Gaara, quería retirar su mano pero temía herir los sentimientos del chico.
No podía hacer mucho en estos momentos.
Por lo que fingió
Se soltó del agarre de el chico y lo vio con una sonrisa plasmada en el rostro para posteriormente caminar con mayor rapidez a uno de las tiendas.
Comenzó a hablar con el tendero (que de hecho tenia la misma edad de la pelirosa), quien extrañamente logro sacarle un par de risas
El pelirrojo la vio desde la distancia, su seño se frunció levemente.
-Sakura- la llamo
Ella despego la mirada de los puestos y volteo a verlo, topándose con su ojos aguamarina.
-Vamos-
Ella asintió y volvió a caminar junto a Gaara.
Quien no solo se conformo con tomar su mano, esta vez coloco su mano en la cintura y la acerco a el, Sakura se sonrojo e intento ocultarlo, pero ya era muy tarde, él había alcanzado a verlo.
Retomaron una camino diferente, un camino que el concurría deseaba mostrárselo.
Quería mostrarle su mas grande tesoro, aquello en lo que ocasionalmente invertía cierta cantidad de tiempo.
Caminaron hasta divisar el gran zona cubierta por vegetación a sus alrededores, y en medio de esta estaba el edificio construido con cristales.
Entraron, Sakura reconoció el lugar.
Si su memoria no le fallaba había estado aquí cuando Kankuro había sido envenenado...
En ese entonces, ella no se había detenido a mirar las plantas, la belleza que estas emanaban.
Gaara comenzó a contarle sobre sus pasatiempos.
Sakura lo escucho con atención.
El estaba emocionado por mostrarle las diversas plantas a las que les había dedicado gran parte de su tiempo, dando como resultado hermosas flores.
Tan hermosas como ella.