5 - FyC - Entrégate (Parte 1)

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One-Shot inspirado en la pareja Cristina y Federico de Abrázame muy Fuerte. Fue adaptada a partir de mi historia "Sombras do Passado" que está en portugués. Lo dividí en dos partes porque quedó muy largo, mañana mismo subo la segunda parte. La canción que lo inspiró es Entrégate - Luis Miguel.

***

A los veintesiete años, Diego había sido el único amor de la vida de Cristina, aún en la adolescéncia, antes de morir trágicamente en aquel incendio. Ella y Federico se casaron en seguida, pero el matrimonio había ocurrido por imposición de Severiano y después, se habían quedado juntos únicamente por una promesa de Federico. Él le había prometido regresarle a su hija María del Carmen que había desaparecido poco después de su nacimiento por órdenes de Severiano.

La muerte prematura de Severiano había impedido que Cristina encontrara alguna pista de la niña y Federico era su única oportunidad de encontrar algún vestigio de su hija porque estaba sola. Huérfana y sin saber a donde buscarla. Sin embargo, por amor a la memoria de Diego, Cristina había aceptado mantenerse casada con Federico solamente como amigos, dormían en habitaciones separadas y llevaban vidas libres, como si nunca se hubieran casado.

Cristina vivía solo para la memoria de Diego y Federico... Federico tratava de olvidar a Cristina en los brazos de Raquela y de muchas otras mujeres sin éxito. A parte de un beso que había sucedido en una noche que Frederico estaba borracho, muchos años antes y otro al día anterior, jamás habían tenido intimidad.

Después de 10 años, Federico al fín había podido cumplir su promesa y trajo de regreso María del Carmen. Tomada por una intensa gratitud Cristina se dejó llevar y aceptó su beso para pronto volver a los recuerdos de Diego para desesperación de Federico.

Tratando de acercarse a Maria del Carmen, que había vivido toda su vida en un orfanato, Cristina la llevó a visitar la ciudad, algo que no solía hacer mucho, sólo iba puntualmente para tratar con proveedores y compradores. Los víveres de la hacienda solían ser comprados por Federico o algún otro empleado, ella no se encargaba de esa tarea a pesar de dominarla tan bien como cualquier otra.

A diferencia de Cristina, Federico solía ir mucho a la ciudad para tratar de los negocios y de sus cosas, en las que Cristina no acostumbrava meterse. El tiempo no había cambiado el hecho de que Federico tenía sus misterios y solía desaparecer de vez en cuando. Cristina jamás cuestionaba su comportamiento, sabía que no era conveniente en aquella situación que ella misma planteba.

En aquella tarde estuvieron durante horas, sólo ella y Maria del Carmen, paseando por las calles de Teapa. Ella compró regalos para su hija, tomaron helados juntas y, después, la niña insistió para conocer toda la ciudad. No era una gran ciudad, pero sería un paseo largo. Cristina no resistió a los ojitos verdes de María pidiéndole que fuera con ella, tenía tanto por vivir con su hija.

_ ¿Qué había aquí, señora Cristina? — Aún no podía decirle mamá. Señaló hacia una construcción simple y antigua que tenía un aire de abandono.

_ No sé lo que sea hoy, María del Carmen. Pero hace 10 años era una cafetería. — recordó Cristina.

_ ¿Una cafetería? — Sus ojitos brillaban de curiosidad. — ¿Tú la frecuentabas? Es que miras a este lugar como si fuera importante para ti.

_ Es que yo solía venir con un amigo. — Veía la construción con la mirada perdida.

Se acordó de las tantas veces que se quedó allí esperando a Diego para que los dos estuvieran juntos. Del mucho que se divertían con un helado y todo el tiempo que tenían por vivir y que nunca sucedió. Como el tiempo había pasado... Como el tiempo había cruelmente pasado y todo esto ahora parecía tan lejano, tan fuera de la realidad.

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