VIRGEN

CAPITULO 8 HABLANDO CONMIGO

Los días pasaron lentos, me negaba a darle la cara a Fernando, hasta que al fin se acabaron las clases.

Ese día me levante, era un sábado hermoso, no podía pedir más, sábado saliendo de vacaciones, era mi cumpleaños, y estaba feliz de no ver más a Fernando, me levante de mi cama y al pasar enfrente del espejo me vi un año más grande, tome las fotos de mi viejo álbum y las hojeé para recordar viejos momentos, hasta que una lagrima corrió por mi rostro, al ver la cara de ese niño que le importaba más un dulce que pensar en amor, no lo pude evitar, soy totalmente diferente al de aquella foto, su sonrisa que salía tan solo por poner una cámara en su rosto, que reía por un chiste aunque pasara lo que pasara en el mundo, me pare del suelo y me acerque al espejo.

- ¿Por qué has cambiado tanto Daniel, qué fue lo que hiciste?

- Es culpa de los dos, las circunstancias me han obligado a hacerlo.

- ¿El tiempo es uno más de ellos? dime que me depara el futuro.

- Eso no lo sé, debemos averiguarlo juntos

- ¿Dime que he hecho mal, no puedo más estar, así como estoy, me estoy ahogando, que hago?

- Aprende a nadar, es la única opción que te da el destino, no puedes hacer nada con la fuga ni sabes dónde está.

- Necesito ayuda, ayuda que me niego a pedir, dame las respuestas de mis preguntas.

- Todas las soluciones las encontraras solo si ves los problemas reales, no crees de todo un conflicto, que habría dicho tu viejo yo de eso, él era fuerte, no veía nada como imposible, él era el rey del mundo, el que creía que una colina era la sima del mundo, deja de ver el mundo tan exteriormente y concéntrate en ti mismo, solo así lograras lo del mundo exterior.

- ¡Mi viejo yo!...
ese que nunca dijo nunca, ese sujeto, ahora parece que solo soy la sombra de él, solo un recuerdo.

- Hasta las sombras tienen su personalidad, y tienes más de él de lo que crees solo tienes que pensar por ti para ti, no necesitas problemas de las demás personas, los tuyos también son importantes, deja de ver el vaso medio lleno o medio vacío y concéntrate más en su contenido.

- Siento que ni siquiera yo me entiendo en este momento.

- Tienes razón, no te entiendo, pero eso es bueno, si te entendiera no tendría consejos que darte porque estaría igual que tu.

Me pare sin contestarme nada aun, me metí a bañar y me vestí, según habíamos quedado, mi amigo Beto daría una fiesta en su casa para celebrarme, tome mi chamarra y me fui rumbo a su casa, ya en la fiesta me topé con Mónica, la salude y bese como siempre lo hago, ella estaba un poco sorprendida al verme un poco triste, destruido y no dudo den preguntarme, como siempre negué todo lo que ella me decía, y pensé en decirle todo lo que me había pasado en estos últimos meses de mi vida, ya un poco entrado en la fiesta y creo que tome de más y me acerque a Mónica para decirle algo que la hizo romper en llanto y salir corriendo, no recuero que fue pero fue bastante hiriente, no recuerdo mucho de esa noche, pero cuando llegue a mi casa llegue directo a mi espejo, y empecé a gritar, mis padres habían salido y mi hermana aún no llegaba así que no había problema por el ruido, vi el espejo;

- Te crees mejor que yo para decirme que tengo que hacer verdad, crees que no sé que soy un desastre, que nunca pienso antes de hacer algo, que tengo miedo a enamorarme y a dejar mi "virginidad" con cualquier persona, crees que no sé que soy inseguro, que soy inmaduro y que no tengo mucho que ofrecerle a una persona, que son más mis defectos que las pocas virtudes que llegue a tener, que no quiero enamorarme por miedo a herirme yo mismo, que soy un estúpido al creer que las cosas se arreglaran sin tocarlas, que mis problemas no son mi asunto, crees que puedes llegar de la nada y decir que soy alguien que no soy.
Soy lo que quiero cuando yo decida, no necesito tus palabras porque sabes que, no existes, eres un producto de mi imaginación, no necesito que me restriegues en la cara mis errores, y mucho menos como resolverlos
solo necesitaba con quien hablar, y ni siquiera tu supiese escucharme, pero claro como ibas a escucharme si estabas en tus problemas, desearía que estuvieras muerto, desearía que ambos estuviéramos muertos, que tú y yo no existiéramos mas
No te necesito para saber que mi vida es un desastre, que algo en mi está mal, que todo lo que hago lo empeora aún más, eso es lo que necesitaba que me dijeran, necesitaba que me entendieran, pero si tú no lo haces quien

No pude más y rompí en llanto frente a aquel espejo, tome lo primero que alcanzo mi mano y violentamente lo lance hacia el espejo, los pedazos volaban por doquier, vi como lentamente moría la parte de mí que aún tenía algo de cordura y sus pedazos quedaban en el suelo, y en mi rostro pasaban rozando dejando unas pequeñas marcas de sangre, no duele nada esto, es parte de mi evolución además el alcohol que tengo en la sangre sirve como anestesia en este momento.

Caí al suelo a donde se encontraban aquellos pedazos de espejo reflejante, y el sueño me dejo inconsciente.

Al levantarme entre todos los pedazos de espejo, sentí sangre correr por mi rostro, al tocarla supe que no era sangre, eran lágrimas, tal vez de la persona que acababa de dejar morir, no, de la persona que habían matado mis manos, de esa persona que me hizo madurar dejándola ir, me levante en la madrugada y junte los trozos de aquella superficie reflejante que me había servido de guía el mismo día de su muerte.

- Que descanse en paz mi pasado, que no vuelva su fantasma, que le he de llorar algún día, cuando comprenda lo que valía, adiós pasado tormentoso que me hiciste dudar más de una vez, adiós para siempre pasado que me diste respuestas de mis tantas preguntas, contigo vi el futuro más claro, nunca te olvidare, adiós niñez.

Después de despedirme subí a mi cama y me quedé pensando en mi futuro, esa voz que me tranquilizaba se había ido, pero me hacía pensar de una manera más concreta, más relajada, más precisa, no la necesitaba para resolverlo, lo único que necesitaba en ese momento era tiempo, y no sabía cuánto.

Al levantarme al día siguiente, en mi rostro solo había cicatrices de lo que alguna vez fui, tome la decisión de acabar con algunos de mis problemas y tome el teléfono y le marque a Mónica, en ese momento era de mis menores problemas, pero al fin un problema más en mi lista.

- Mónica estarás en tu casa hoy.

- ¿PARA QUE ME QUIERES INÚTIL!

- ¿Qué pasa Mónica?

- No te acuerdas lo que me dijiste ayer, eres lo peor que me ha pasado.

- Pero que te dije, no lo recuerdo.

- Me dijiste que me habías engañado.

- Y solo te dije eso.

- Solo eso basta.