Estoy consciente de lo que ha sucedido y no puedo remediarlo de ninguna manera, estúpidamente creo en eso que dicen del tiempo y me recuesto en mi cama. Pasan los días y sigo sin ánimos de nada, se ha esfumado la capacidad de trabajar de mi mente, no puedo con esto que tengo y sinceramente creo que el tiempo solo empeora la situación.
Ya han pasado algunas semanas, y desde hace algunos días, solo me muevo por necesidad fisiológica, el celular tirado no ha tenido pila desde aquel día, mi ropa está en el piso desde no sé cuánto, en el espejo solo veo mi rostro sin lavar, mi cabello despeinado y lo solo que estoy.
Levanto mis brazos, pero no responden, mi cuerpo está dormido, me levanto de la cama y veo su camisa, la levanto y aspiro lentamente, su perfume perdura, pero su recuerdo se está borrando, no he sufrido por alguien de esta manera así que no sé cuánto durara o si lo superare.
No sé en qué día vivo, las noches y los días no los reconozco uno de otro, no sé en qué momento me quedo dormido, los sueños deberían ser sobre él, pero siempre es el mismo momento, el momento que se va y me quedo desolado, no puedo moverme, no puedo hacer nada.
Siento que mi vida ha terminado, mi cuerpo disminuye su tamaño y mi piel se ha tornado gris, debido a la falta de sol.
Con solo cerrar los ojos lo veo, no había momento del día en que no lo pensara, las jaquecas erran recurrentes, pero el dolor ya lo sentía como parte de mí.
Ya han pasado cerca de 2 meses desde que se fue, y lo único que había hecho era escribir una carta de suicidio, ya lo había considerado todo este tiempo, deshacer todo el dolor, aunque considero que es una manera muy estúpida de terminar y demasiado cliché.
Me levanto de la cama y veo mi rostro, no me reconozco para nada.
"Donde quedo mi sonrisa entre toda esta barba, donde quedaron mis ojos brillantes entre todas las ojeras y donde quede yo entre esta depresión"
Reviso la ropa del suelo y veo un pequeño trozo de papel en la chamarra que use el día que se fue, el olor a vómito y alcohol rancio es muy fuerte, no recuerdo de donde ha venido esa nota o si es de alguien en el bar, o es la cuenta de las bebidas, tomo la nota y la abro:
"Daniel no creo que debamos terminar así en este momento, no en el estado que estas, espero que no termine aquí, regresare a buscarte, mientras tanto nos comunicaremos todos los días, no quiero perderte."
Y en ese momento recuero que deje la chamarra en la mesa en la que estaba sentado, talvez cuando se fue, si en ese momento la coloco.
Mi rostro cambia de un segundo a otro, mis ojos tienen otra vez ese brillo y mi corazón empieza a latir a mil por hora.
En eso pienso, por donde nos comunicaremos;
- ¡¿DONDE ESTA MI CELULAR?!
Grito viendo hacia el piso, lanzando la ropa del suelo hacia otro extremo, reviso debajo de la cama y veo que ahí está, sin batería, el cargador no se había movido de mi mesa desde hace 2 meses, lo conecto y espero que encienda.
Se ilumina la pantalla, y después de un momento llegan notificaciones de 138 llamadas perdidas, 20 mensajes y algunos correos de voz.
La mayoría de los mensajes son de mis amigos, hasta que veo el último mensaje, un mensaje de él.
"No puedo soportar no escucharte, responde"
Intento marcar su número, pero debido al tiempo no tengo línea, apunto su número en un papel y corro al teléfono de mi casa.
Maldición el teléfono no tiene servicio.
Tomo algo de dinero de mi mesa y voy hacia afuera, el teléfono más cercano está cruzando la calle, corro con la ropa sucia de días, el cabello sucio y lagañas en los ojos, salgo de mi casa y mi mente empieza a pensar en él.
Un ruido de derrape a la derecha me obliga a voltear y me ciega el brillo del sol en un cofre color negro.
No hay tiempo de hacer nada, siento como golpea mi costado y caigo en el asfalto a pocos metros, veo mi zapato frente a mí y trato de respirar, pero el pecho me comprime.
Sentía cada parte de mi cuerpo latir, el dolor era insoportable, pero mi boca no podía gritar, mis ojos miraban solo el piso, se empezaron a teñir mis parpados de color azul, o era rojo, no recuerdo bien el color, el olor a plástico quemado rodeaba mi nariz, el canto de las aves resonaba cada vez alejándose más de mí.
Se escuchaban gritos de personas, sentía correr lagrimas por mi rostro, pero no había nada húmedo pasando por mi frente, estaba recostado, el frio piso no se sentía tanto, era más cálido, mis manos tocaban el suelo, pero el asfalto se había esfumado del tacto.
Sin embargo no dejaba de pensar que mi sufrir al fin había acabado, se había terminado, el dolor empezaba a ceder y con cada latido una parte de mi cuerpo se iba apagando paulatinamente, cerraba los ojos en cada respiración como lo había hecho siempre pero ahora a mi voluntad, mi corazón latía cada vez más rápido hasta que en el último sonido deje de sentir tanto dolor, me había apagado, sin un botón de reinicio o una nueva oportunidad, se había acabado mi vida, mi sufrimiento, mi suerte, mi futuro.
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VIRGEN
Historia CortaLa historia de Daniel, una persona que lo tenía todo amigos, familia, una novia que lo amaba, pero para él no era suficiente, quería probar hasta donde podían llegar sus ambiciones, confundido la mayoría del tiempo nunca se dio cuenta de el daño que...