CAPITULO 12 EL MEJOR O EL PEOR

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Son cerca de las 7:40 cuando veo su auto estacionarse frente a mí puerta, lleva una bolsa consigo y sonrió viéndolo por ventana, me acerco a la perta y espero que toque, suena mi teléfono, es un mensaje de Luis, porque mandara mensaje estando fuera de mi casa;

"Toc toc!!!"

Él y sus tonterías, abro la puerta y lo recibo con un abrazo, me sujeta con la mano desocupada que tiene en la cintura, me pide que entremos y cierro la puerta, nos sentamos en la mesa a comer y siento algo de tención;

- ¿Qué era lo que me tenías que decir tan importante?

- Podemos hablarlo después no es importante.

- Pero sonabas algo alterado en el teléfono.

- No te preocupes, no es nada tan importante como estar contigo.

- Entonces no me dirás.

- Después te digo no es nada importante.

- Está bien. Y ¿a dónde iremos?

- A un lugar nuevo en el centro.

- Pues apresúrate que nos están esperando.

Subo al auto y Luis no habla en todo el camino, solo se limita a conducir, la música en la radio se escucha a lo lejos, y miro sus ojos centrados en el camino, muerde su labio inferior con algo de desesperación, no sé porque siento que algo va a salir mal, pero lo ignoro, es mi noche no quiero que nada falle.

Llegamos con los Beto al bar y bajamos del auto;

- Beto hola.

- Daniel, Luis llegan algo tarde.

- Si, ya sabes el tráfico.

- Seguro se estaban besando en el tráfico.

Miro de reojo a Luis con una sonrisa

- Algo así Beto.

Dice Luis con una sonrisa

- (Riendo) Jajaja si como no, bien entremos los demás ya están adentro.

- Pues entremos.

Entre toda la gente, el ruido y el alcohol nos quedamos sentados en la mesa solo Luis y yo;

- Está bien si te tengo que decir algo importante.

- Yo también.

- Bueno tu dilo primero.

- Primero quiero escucharte.

- Muy bien, pues el hecho es que es el último día que te veo.

- ¡¿Que?!

- Sí, mi familia se muda y es mi último día, mis cosas están en cajas, y es la última vez que duermo en la cuidad.

- Pero como es posible si acabas de llegar.

- Este viaje no fue de vacaciones, mi padre consiguió otro empleo y buscábamos una casa, y es definitivo, me voy.

- Pero tienes que quedarte, no algo está mal, esto no debía pasar.

- Escúchame te quiero.

Tome la botella y la serví tan rápido en mi vaso que no lo escuche, me aleje de la mesa después del sorbo más grande que he dado a la botella, me acerque a la barra y pedí algunas copas más, no puede ser se acabó, espere tanto, y el sentimiento está a quemarropa, tanto que me arde el pecho, las lágrimas no caen, pero se sienten en el rostro.

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