Capítulo 1: Wild Heart

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Eran las diez de la noche y los invitados llegaban a la grandiosa mansión de Katy, ella siempre hacia una fiesta un sábado previo a el primer día de clases de un nuevo ciclo escolar, cada año tenía una temática diferente, el año pasado el tema fue de casino, por toda la mansión se podían observar máquinas tragamonedas, mesas donde se ponían cartas y fichas, meseras en diminutos shorts con medias negras y tacones que iban por todos lados con copas de distintos colores, la mansión se veía iluminada por hermosos candelabros y las chicas lucían elegantes vestidos y sus bolsas de fiesta estaban repletas de fichas, mientras los chicos caminaban con las manos en los bolsillos de sus smoking y coqueteaban con las mesaras, el año antepasado la mansión se decoró de luces de colores y los lujosos autos que llegaban los recibía un payaso, la temática fue circo y por toda la mansión se podían ver mimos, malabaristas y traga fuegos, del techo colgaban grandes y elegantes cortinas rojas donde chicas en elaborados vestuarios hacían acrobacias. Este año, por ser su penúltimo año de fiestas sumamente elaboradas, organizadas, costosas y lujosas, pensó que debía de hacer algo aún más lujoso y elegante, algo con clase y sorprendente. Decidió que sería un baile, un baile de máscaras. Todo salía a la perfección, se había comprando un precioso vestido blanco con pequeñas flores rosadas y lucía un antifaz con encajes blanco. Automóviles lujosos se estacionaban enfrente de las puertas abiertas de su mansión, entregaban las llaves a chicos en traje con máscaras negras y se adentraban a la música resonando por los altos techos, mesas con bocadillos, hermosos ventanales y finísimos cuadros de la mansión.

Delilah estaba esperando en su ostentoso BMW negro a que el ballet parking le abriera la puerta, estaba tan emocionada por la fiesta de su amiga Katy, ellas era muy unidas, se atrevía a pensar que Katy era más como su hermana que su propia hermana Jude, bueno, al menos Katy no se vestía de negro e iba en contra de todos sus ideales.

La puerta se abrió ante ella y le apareció una mano enguantada de blanco.

Delilah se bajó del auto con la ayuda de ballet parking, dejando caer en el suelo su elegante vestido rojo con negro comprado exclusivamente para ese evento, llevaba un fino antifaz negro sobre sus ojos miel expertamente delineados.

Entro a la mansión recibiendo elogios, contestando saludos y esperando a la gran entrada de su amiga, Delilah sabía que Katy hacia las mejores entradas y en ese preciso momento, empezaba la fiesta.

Delilah, platico con unos amigos y tomo con otros tantos, no era muy adicta a las bebidas, pero era popular y quería conservar su imagen de chica popular, mayor y sofisticada. Acepto bailar con un chico con una máscara dorada y blanca, no podía observar su rostro pero su figura era alta y atlética, una canción baja y delicada resonaba, ella no se podía quejar, el chico era un buen bailarín, aunque ella era mucho mejor, había tomado ballet desde muy pequeña, sabia como dar vueltas, giros, ser tan delicada, tan sofisticada, que todos en la pista de baile se tomaban un momento en sus torpes y repetitivos pasos para poder apreciarla, ella sabía que la observaban, pero no le incomodaba, al contrario, le gustaba la atención. La canción terminaba y ella decidió agarrar de la mano a su pareja para que el la hiciera girar. Dos vueltas después, el vestido de ella ondeando a lo largo de la pista de baile y su cabello castaño claro cayendo como una cortina sobre sus hombros, se detuvo en un lugar alejado del chico con el que había bailado y fue ahí donde lo vio.

Estaba recargado sobre una pared cerca de las escaleras de la salida, llevaba un traje con camisa blanca, saco pantalones y corbata negra, tenía las manos en los bolsillos de los pantalones, su cabello dorado resaltaba en el rincón oscuro donde se encontraba, pero lo que más llamo la atención de Delilah fueron sus ojos, ella tenía muchos compañeros con ojos azules, grises, verdes o miel, de hecho, había salido con un chico de cabello negro y ojos del color que adquiere el cielo un día de verano sin nubes, pero esos ojos, los ojos de aquel chico rubio eran de un verde eléctrico, no verde claro u opaco, tenían algo que la hacía querer alejarse de la pista, querer ir a conocerlo, no ser el centro de atención ¿En qué demonios pensaba? ¿Dejar a su bailarín e irse con un extraño? no iba con su clase, sin embargo ella se encontraba caminando con las manos jugueteando con su vestido, el chico seguía en su misma posición, pero ella sabía que la estaba viendo, no podía ver su rostro, pero estaba segura. Delilah ya estaba saliendo de la pista cuando, en un instante, las luces se apagaron, se escucharon algunos gritos y en un segundo, un reflector blanco ilumino las altísimas escaleras de caracol doradas y una voz grave resonó por todo el lugar

Una máscara y tres balasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora