Capítulo 3

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Salí de la cafetería tras cortar la llamada de Adrián. No me apetecía pelearme con él, así que me dirigí a coger la línea 12 de metro en ciudad universitaria, la parada más cercana a la facultad. Pase el bono y recordé que en dos días debía renovarlo, por lo que lo apunte en el teléfono mientras esperaba los 3 minutos que le quedaba.

Durante el trayecto hasta Pacífico puse mi lista de reproducción a la vez que intentaba prepararme para enfrentarme a Adrián. Sabía que estaría en casa y que en cuanto abriese la puerta empezaría a gritarme por no haberle avisado que me entretendría con Martina, aunque juraría que lo hice hace un par de días.

Salí del metro y antes de subir a casa me paré en el supermercado a comprar algo para hacer de cenar. Así por lo menos tendría un problema menos al llegar.

Tras salir del supermercado con una bolsa en la mano y en la otra las llaves y el móvil fui al portal mientras suspiraba. En el ascensor quite mis auriculares y los guardé en la mochila, al igual que el móvil, hice lo mismo con mis aros y un colgante. Cuantas menos cosas llevará encima mejor, solo por si acaso.

Abro la puerta y en dos Segundo está Ian en la entrada, el tiempo suficiente para dejar mi mochila y la bolsa en el suelo.

- ya era hora - gritó - no me gusta que salgas sin avisar ¿cuántas veces tengo que decírtelo?

- pensé que te lo había dicho - conteste, era mejor no llevarle la contaría - lo siento, cariño - intente acaríciele la mejilla, pero apartó mi mano de malas formas.

- no vengas con cariño ahora - dijo cabreado - quiero saber que haces y donde estás en todo momento, no quiero que te pase nada y tú no paras de salir.

- ¿salir? - pregunte incrédula - la última vez que salí fue por el concierto, he estado en casa estudiando y trabajando.

- ya te he dicho que no hace falta que trabajes, quiero que pasemos tiempo juntos y parece que no te das cuenta que Martina lo único que hace es apartarte de mí.

- ella es solo mi amiga, no nos quiere apartar.

Y pasó, volvió a pegarme una bofetada.

- te come la cabeza, no aprendes - de mis ojos empezaron a brotar lágrimas - ¿no ves que te quiero? - retiró mis lágrimas y acarició mis mejillas - eres solamente mía, nadie te va a querer como yo lo hago - me beso e intente apartarlo - no te resistas amor.

Puso sus manos en mi trasero y volvió a besarme.

- has sido una chica muy mala ¿sabes lo que se le hace a las chicas malas no? - asentí - pídemelo.

No era la primera vez y sabía que si me resistía a hacer lo que pedía iba a ser muchísimo peor.

- castígame - dije con la voz entrecortada.

Adrián me arrastro hasta la habitación, me desvistió y me dejo en tanga. Se sentó en la cama y me obligó a echarme sobre el. Empezó a azotarme. Mientras tanto lloraba e intentaba no emitir ningún sonido.

Ojalá solo fuera eso, pensaba mientras seguía entretenido conmigo. El pegarme le pone y cuando me tiene así sabe que no le voy a negar nada. Sé que iba acabar destrozándome y que precisamente no iba a tener ningún tipo de compasión. Pero yo me lo había buscado, no había tenido la paciencia de quedarme callada y solamente pedirle perdón. Esto era mi culpa. El solo se preocupaba por mí.

Cuando todo acabo me fui al baño y cerré el pestillo. Prepare la bañera y mientras se llenaba me mire al espejo. Mi mejilla seguía roja y en mi trasero se podía apreciar que mañana aparecería algún que otro hematoma. El rímel que llevaba estaba esparcido por toda mi cara. En este momento me daba pena de mi misma.

Me hundí en la bañera y aguante todo lo que pude con mi cabeza sumergida. Me quería morir. Pero Ian tenía razón, nadie me va a querer como él lo hace, me cuida y quiere siempre lo mejor para mí y yo no hago más que fastidiarla con el.

Salí a respirar y comencé a lavarme el pelo y el cuerpo. El agua caliente hacía efecto en mis músculos relajándolos lentamente. Necesitaba estar relajada para dormir pronto. Mañana tendría que madrugar algo más de lo normal para maquillarme, seguramente mañana habría alguna marca en mi mejilla derecha.

Tras terminar de asearme salgo a nuestra habitación y allí estaba Ian tumbado viva arriba esperándome.

Me tumbe a su lado y me atrajo hacia el. Beso mi frente.

- siento si he sido muy duro contigo Alex, pero quiero que sepas que te quiero mucho - beso mi frente - buenas noches, mi amor.

No tarde en caer rendida en sus brazos, estaba demasiado cansada, entre el estrés del día a día y la pelea con él mi cuerpo no aguantaba más.

Heeey!
Sé que ha pasado mucho tiempo, pero me ha sido difícil escribir. Espero que el próximo sea más largo.
❤️💜

Promesas - Marco AsensioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora