8.

151 10 2
                                    

     —No voy a entrar ahí —dije en cuanto estuvimos frente a un gimnasio, él rió y me pasó un brazo por los hombros.

     —Vas a hacerlo, ya he pedido permiso y me lo han concedido, por ahora no hay tantos luchadores, así que fue fácil. Por lo tanto, entra —me animó y abrió la puerta.

     No sabía cómo sentirme en estos momentos, desde la entrada podía ver a cerca de quince personas en distintas rutinas, algunas hacían pesas, otras estaban en las máquinas y un grupo pequeño en uno de los dos rings que había ahí. Algo cohibida, mire a Matt, él por supuesto que combinaba con ese lugar, al igual que lo haría Jeff, sin embargo, estaba segura de que esto era lo último que me venía bien a mi.

     —Bien, primero vamos a calentar, sígueme —me indicó, caminamos a una sección vacía, yo dejé mi bolso a un lado de mi.

     Por casi veinte minutos seguí sus indicaciones de estiramientos, cardio y demás, hasta que pasamos a las máquinas. Primero me mandó a correr, luego a una escaladora, finalmente me dejó descansar. Estaba jodidamente exhausta, por lo que apenas pude abrir la botella de agua que me habia traido y beberme la mitad, él tenía una clara sonrisa.

     —En mi defensa... hace mucho que no... hacia ejercicio —dije con gran dificultad, él rió y me alboroto el cabello.

     —Eres adorable, aunque estés muerta de cansancio, todavía tratas de aguantar el ritmo. Eso es bueno, porque ahora mismo vamos con el entrenamiento verdadero, todo esto tómalo como entrar en calor —me informó, lo mire sorprendida.

     —Estas demente.

     —No, de pie —me animó, como si una gran idea se le ocurriera, sonrió—. Es más, sube al ring, vamos, vamos —esta vez acompaño de aplausos a sus palabras, yo mire el cuadrilátero, el que estaba vacío, no sabía porqué, pero verdaderamente imponía.

     —¿No se molestaran? —pregunte mirando a los otros luchadores, unos cuantos más se habían reunido.

     —¡Que va!, les encantará. Ahora, no más pretextos y sube —finalizo, yo mire el ring y termine por levantarme, a paso lento avance hasta una orilla.

     Trate de levantar una pierna y subir, pero no podía, estaba algo alto, finalmente retrocedí y luego de tomar un poco de impulso, pude correr y subir con un gracial salto a las cuerdas, luego de eso, fue fácil pasar mi cuerpo por entre estas, me giré y vi que Matt me analizaba.

     —Tuvo tu toque ese movimiento —me concedió, él con facilidad, tomó una cuerda y subió mientras se amarraba el cabello en una coleta, cuando termino, se puso frente a mi—. A ver, una patada —me indicó al momento en que ponía sus manos en una especie de bloqueo.

     —¿Seguro? —le cuestione, asintió.

     Me planté con firmeza y le deje ir mi mejor patada, sin embargo, pudo detenerla con suma facilidad, me miró claramente sorprendido.

     —Si esa es tu mejor patada, tenemos más trabajo del que creí —dijo, yo me desanime un poco—. Otra vez, con fuerza.

     Y asi siguieron quince minutos en los cuales no pude dar una patada decente y ya me había cansado, en un momento, Matt se frustró tanto, que me dio unos minutos de descanso, me quedé sentada en una esquina del ring con la botella de agua.

     —Bien, tu fuerte no es atacar primero, tal vez sea mejor enseñarte a zafarte. Párate —me indicó y así lo hice—. Trataré de sujetarte por los hombros y tu lo evitarás.

     —¡Pero mírate a ti y mírame a mi!, jamas podré detenerte —dije, él rió.

     —Intenta —termino por decir, yo asentí mientras me preparaba para hacerle frente.

Fuera de Combate (Jeff Hardy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora