TRES

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"H, alguna vez has tenido que lidiar con una niña que diariamente se niega a dormir su siesta?"

Harry releyó el mensaje una, dos, cinco veces seguidas. Había algo en aquella "H" al principio de la oración que lograba remover en su interior una cálida incertidumbre.

Se preguntaba cómo lucía el sujeto al otro lado de la pantalla. Quizá si Niall se lo hubiera descrito podría al menos especular sobre cómo era su voz y de qué forma sonaba su nombre pronunciado por él.

"Sí. De hecho, dediqué un verano completo en cuidar a dos niñas para poder comprar una guitarra. ¿Has probado con cuentos o canciones?"

-         Entonces sí te contactaste con él.

La coordinación estuvo por primera vez de su lado, permitiéndole atajar su móvil en el aire para salvarlo de un duro golpe contra el suelo.

Volteó hacia un Niall excesivamente feliz. Su amigo movía los brazos de adelante hacia atrás. Se recordó a sí mismo de cinco años agitando con orgullo aquel cuento de la bruja y su gato que su madre finalmente accedió a comprarle luego de un berrinche de exageradas lágrimas y amplios ojos verdes. 

-         No hace falta que respondas, estoy de humor y lo dejaré pasar -prosiguió Niall, ensanchando todavía más su sonrisa-. He venido a invitarte a salir. 

-         Lo siento, no eres mi tipo -bromeó, girando en su lugar dispuesto a continuar con sus tareas. 

Apenas dio un paso sintió la mano de Niall impactar contra su coronilla. Se quejó y frotó la zona golpeada. 

-         Tú tampoco el mío. Y ese, mi querido feo y torpe Harry, es el punto.

Su amigo ignoró el trabajo que se hallaba realizando sobre las paletas de chocolate y cogió dos para ellos. Luego tomó con su mano libre el borde de su amplio suéter y lo arrastró hasta los taburetes en la barra de malteadas.

-         Stan me presentó a un hermoso chico -confesó Niall-. Saldremos juntos y yo debo ir acompañado por alguien que se note no sea mi tipo. No podemos confundir al hermoso chico.

-         ¿Cuándo?

-         Hace algunas semanas atrás –Niall apretó la paleta entre sus dedos. Probablemente no se estaba dando cuenta de estar destrozando la mercadería. Quiso sacarle una foto, nunca antes lo había visto perder su despreocupación para lucir tan nervioso.

-         Me refiero a cuándo es dicha salida -sonrió, demasiado encariñado con el entusiasmo de su amigo. 

El par celeste se abrió hacia él, brilló primero en sorpresa y luego en alegría. Un suave tinte rosa le cubría las mejillas. 

-         ¿Irás? Hoy, es hoy en la noche -brincó en su lugar y arrojó sobre el mostrador el derretido chocolate.

-         Bueno, si admites que en realidad me necesitas allí porque temes ir solo, sí.

-         Se lo diré a cada cliente el día de hoy. Eres el mejor, H, te amo -balbuceó, su tonada irlandesa fluía en un tono más agudo de lo normal. 

Niall se inclinó sobre él y dejó un sonoro beso en su mejilla antes de correr en dirección al hombre recién ingresado en la tienda. Harry realmente temía que Niall le dijese aquello.

La vibración en su bolsillo le ahorro la comprobación del hecho.

"¿Dos, es eso saludable?" 

"¿Cuentos? ¡Cientos de ellos! ¿Canciones? No todos tenemos esas cualidades. ¿Te dedicas a la música, H?"

Se removió hasta acurrucarse todo lo posible sobre un taburete. Era una tarde lluviosa de verano y su cuerpo pedía seguir aquella conversación desde la comodidad de su cama, arropado hasta el cuello.

"No exactamente, estudio psicología. ¿Qué hay de ti, L? ¿Duermes niñas el tiempo completo o sólo un tanto de él?"

-         Si mi padre fuera el dueño de este lugar, te dejaría irte antes para ahorrarte el papelón de sonreír hacia la pantalla de tu teléfono en público.

Esta vez su móvil no voló por los aires, en su lugar lo hicieron las risas de la clientela y la voz de Stan. No supo cuándo llegó, pero el chico estaba allí para avergonzarlo un tanto más.

-         Tu padre es el dueño, Niall -acotó Stan, divertido. 

-         Tienes razón -tarareó con fingida sorpresa-. Sin embargo, ¿no se ve Harold adorable con el rostro colorado?

Harry caminó dando trompicones hasta el par de adolescentes que esperaban ser atendidos. Se cruzó antes con una señora que lo miró con dulzura, casi pena.

Intentó ignorar el audible y constante zumbido proveniente del teléfono en su bolsillo.

Su cuerpo entero se consumía en inquietud cuando por fin Niall se compadeció de él y lo liberó veinte minutos antes del cierre, no sin antes gritar que pasaría por él en la noche. 

Se dejó caer sobre el sillón, estaba demasiado ansioso como para llegar a su habitación.

Eran 3 los mensajes esperando por él.

"Louis, soy Louis. Quiero leerte decir mi nombre, H."

"Un tanto de él, por suerte. Soy preparador físico en un equipo universitario de fútbol. Estudio kinesiología."

"¿Prometes no analizarme y tocar alguna vez la guitarra para mí, H?"

No entendía por qué su corazón se aceleraba y efectivamente aquella tonta sonrisa crecía en su rostro. Se trataba de un simple desconocido que aparentemente era guapo y estaba interesado en él, feo y torpe Harry.

"Lo prometo, Lou."

Tamborileó los dedos sobre el celular, mordió su labio e incluso cerró los ojos.

No se iba, aquella inhibición seguía presente enviando vergüenza a cada poro de su piel.

"Bonito nombre, por cierto."

Tiró el móvil lejos de él y cubrió su rostro con ambas manos. 

——- xxx ——-

No miento cuando digo que son las 5:11 am. y no es que recién me levanto...Aún no me acuesto.

Sucede que iba a subir ayer (por ayer me refiero a viernes) cuando estaba realmente inspirada, pero hubo una gran tormenta y tuve que apagar la pc. He aquí la razón de esta _ _ _ _ _ _ de capítulo. No ha quedado como realmente esperaba y lo lamento de verdad, pero no quería que pase un día más sin subir y es lo mejor que pude hacer. Para que se den una idea de lo patética que soy, estuve escribiendo esto (contando el tiempo que pasé en twitter y escuchando música mientras dejaba la escritura de lado) desde la 1 am. JAJAJAJAJA. 

Lo bueno es que  ya no me duele la garganta. Mentira. Pero quería que no me duela para poder decirlo de verdad y que mis comentarios acá abajo dejen de ser una cosa aburrida y quejosa. Soy lo menos. Igual ya no duele como antes :). Bueno, lamento esto para quienes lo leen. Si les sirve de consuelo, me pisaré un dedo cada vez que vuelva a leerlo. Oh, acabo de recordar que revisando lo que tengo publicado descubrí varias cosas que tengo que arreglar... Si me traga la tierra en este instante no me quejo. 

¿Alguien tiene algo bueno para contar? 




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