Capítulo 1

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Se encontraba en el cuarto sueño cuando un retorcijón en su estómago lo despertó de forma abrupta. Doble D se hizo bolita y se abrazó a éste para intentar mitigar el dolor, aunque era en vano. Se mordió el labio inferior y empezó a temblar.

"Ngh, ¿por qué justo hoy? Mañana hay escuela..." Pensó casi llorando, debatiéndose en si levantarse o no para pedirle alguna pastilla a su mamá. Pero no quería molestarla, ella y su padre trabajaban mucho y merecían dormir toda la noche sin interrupciones. Guiado por ese pensamiento, decidió no levantarse y mantenerse en el colchón hasta que el dolor pasara. O al menos ese fue su plan hasta que empezó a sentir un calor infernal. Éste se trasladó desde su espalda baja a su nuca y luego cayó en picada a su entrepierna. Doble D se sobresaltó y quedó sentado en la cama con ambas manos sobre su intimidad.

"Oh cielos, cielos, cielos."

Empezó a rogar en su mente que no fuera lo que él pensaba, pero en cuestión de minutos sintió algo mojado allí atrás. Chilló ahogado y saltó de la cama para ver su colchón, descubriéndolo humedecido. Volteó apenas para verse el pantalón del pijama y se encontró con el mismo escenario. Desesperado, tomó ambos extremos de su gorro para dormir y los estiró con fuerza hasta casi romperlos.

"Esto no está pasando, esto no está pasando."

Pero su erección y la lubricación natural ya estaban ahí para indicarle que efectivamente sí estaba sucediendo.

Había despertado como Omega.

Cerró los ojos con lágrimas de la vergüenza y los nervios para después intentar serenarse. Había caído en la trampa de confiar que sería un Beta toda su vida, considerando que teniendo dieciséis aún no había manifestado ningún rasgo crucial de las otras especies. Era él que más sabía en la escuela de Alfa, Beta y Omega y el primero en haberse confiado en que no iba a despertar, incluso conociendo los casos más extraños de despertares tardíos.

"Tonto, tonto y retonto."

Por suerte era un chico precavido, por lo que cuando volvió en sí se acercó casi tropezando a sus cajones. La incomodidad en su zona trasera y delantera era demasiado molesta para caminar. Se estiró un poco y abrió el segundo cajón donde guardaba una cajita con diversas tabletas de pastillas de colores. La dejó en el suelo y se arrodilló delante para no mancharlo.

Empezó a buscar. Su madre le había explicado desde pequeño que los supresores eran muy caros, y que debía ir ahorrando para ir obteniendo los diversos tipos que había. Solo para asegurarse en caso de que un día se descubriera su naturaleza como un Omega.

Los supresores rosas eran para inhibir el celo apenas comenzado, los verdes para cortar el celo avanzado de forma abrupta, causando un gran malestar en el Omega pues eran de emergencia. Y los amarillos eran los que debía tomar a diario para suprimir su celo desde una semana antes, aunque para esto debía aprenderse su ciclo una vez que hubiera despertado. Con manos temblorosas, tomó una de las pastillas rosas y se la tragó sin siquiera beber agua. Estaba desesperado.

Sabía que al ser su primer celo la pastilla podía provocarle efectos secundarios, sobre todo a su cuerpo tan susceptible a los cambios, pero prefería correr el riesgo antes de tener que quedarse cinco días encerrado deseando tener relaciones con cualquiera y sufriendo dolores en el cuerpo. Se mantuvo arrodillado, tenso y asustado, sin moverse ni tocarse, aproximadamente una hora y media. Luego los síntomas de su celo se fueron desvaneciendo y cayó desmayado.

*

"¿Dónde está cabeza de calcetín?" Preguntó Eddy molesto mientras Ed cerraba su casillero. Necesitaba al cerebrito del grupo para terminar de decidir los detalles finales de su plan.

WOLFS [KevEdd]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora