seis

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Killua no recordaba haber odiado nunca tanto el color morado. El color que cubría, casi por completo, la piel expuesta de Haruka. No había ni un hueco en sus brazos o sus piernas que estuviese completamente limpio de aquellas manchas que, a simple vista, parecían bastante dolorosas. No sabía quién había hecho aquello, pero le odiaba. Le odiaba con toda su alma e iba a hacerle pagar por cada golpe.

Al no obtener respuesta de la chica al llamar su nombre, decidió dar un par de pasos para acercarse. Pero sorprendió bastante, retrocediendo cuando la de cabellos negros se giró de forma brusca. Haruka se arrepintió al instante de hacer aquello; primero porque aquel movimiento tan brusco la hizo marearse, sintiendo la herida de su cabeza pinchar como si la estuviesen golpeando con una barra de hierro. Y segundo, verle de nuevo y tenerlo allí, tan cerca causo cosas en ella.

Quería sentir odio, quería golpearle y gritarle todas las cosas malas que se le pasasen por la cabeza en el momento. Pero sin embargo, lo único que sintió fue su corazón palpitando con fuerza contra su pecho. Todo se quedó en silencio. El sonido del reloj de la cocina parecía haber cesado, y juró escuchar el latido de su propio corazón en sus oídos. Y aunque su corazón le pidiese que se lanzase a sus brazos y le dijese lo mucho que lo había echado de menos, no lo haría. La rabia y el odio opacaron aquel impulso por completo.

Tenía la mandíbula apretada, con los ojos fijos en él. El albino quería hablar, quería preguntarle cómo había estado, quería —necesitaba— saber por qué estaba cubierta de golpes. Necesitaba abrazarla.

Sin embargo ella se levantó de la silla, girándose hacia la anciana cambiando su gesto a uno más dulce. — Gracias por todo..— le dijo antes de hacer una reverencia y salir de la cocina, el chico pudo notar por su forma de andar que no estaba bien.

La tenía tan cerca y a la vez tan lejos.

Balbuceó viéndola pasar por su lado, sintiendo como sus palabras se ahogaban en su garganta. Ni si quiera pudo moverse, viéndola pasar sin más ignorando completamente su mirada y todo lo que él tuviese para decirle. No quería oírlo, ni si quiera quería verlo.

Haruka tenía algo claro; no importaba las veces que le pidiese perdón o intentase justificar lo que hizo. Nunca, jamás, iba a perdonarle aquello que le dijo. Mucho menos que la hubiesen dejado sola allí. Porque quizá, si hubiese ido con ellos, los golpes nunca habrían sucedido. Y nunca habría visto a su madre marchitarse poco a poco, viéndola apagarse hasta morir.

Fue en las escaleras desgastadas de la entrada cuando su cuerpo se paró en seco. Gon estaba allí, delante de ella mirándole con una sonrisa enorme. Aquella sonrisa en la que alguna vez confió, la sonrisa que muchas veces le había recordado que no estaba sola, la misma sonrisa que le había dado la espalda. Pero no fue su sonrisa ni sus ojos brillantes los que llamaron su atención. Sino la propietaria de la mano que el de pelos negros sostenía. La mano de una chica.

— ¡Killua! — chilló contenta, corriendo hacia el albino. Haruka la siguió con su mirada, sintiendo como se rompía aún más si era posible. Si no fuese algo imposible, todos allí habrían oído su corazón haciéndose pedacitos aún más pequeños. Vio como él envolvía los brazos alrededor de la niña cuando ella lo abrazó. Y obligándose a apartar la mirada, la llevó hacia Gon que, ahora, tenía cara de preocupación. Haruka negó con la cabeza mientras la presión en su mandíbula se intensificaba, demostrándole con la mirada, cuán decepcionada estaba de ambos. Pero aún más de él.

Bajó los escalones pasando por su lado, quería desaparecer de ahí lo antes posible. No iba a darles el gusto de verla llorar. La mano de Gon sujetando su muñeca, le impidió seguir con su huída. Ella se giró, dándole una mínima oportunidad de decir, al menos, un "puedo explicártelo" pero nada salió de su boca. Ni una maldita palabra, ni si quiera abrió la boca para intentarlo.

Con un movimiento brusco se soltó del agarre, desapareciendo de allí lo más rápido que pudo.

Cuando Haruka creyó estar en lo más profundo del pozo, ellos, junto con aquella chica, habían llegado para empujarla aún más adentro.

Cuando Haruka creyó estar en lo más profundo del pozo, ellos, junto con aquella chica, habían llegado para empujarla aún más adentro

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siento muchísimo la tardanza. se que el capítulo, quizá, no sea lo que esperabais pero he intentado hacerlo lo mejor que he podido. a partir de este capítulo las interacciones entre killua, gon y haruka serán más frecuentes e intentaré que los capítulos sean un poco más largos. muchas gracias por leerme de verdad 💛

you can't ;; killua zoldyck ⚡️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora