El agua resbalaba en el vidrio, lentamente. Las gotas se juntaban formando un solo camino y caían. Había otras que preferían viajar solas y fundirse con la arena o el mar, o la gente. Me había amigado con la lluvia desde que me fui de mi provincia, San Juan, mojarme saliendo a hacer las actividades como si fuese un día normal. En estos años, había hecho todo lo posible por olvidar ese desierto.
Eran las 11hs y Mercedes no se había levantado aún, y parecía que ese día igual que los otros no saldrá de la cama. Le había dicho a Federico que tuviéramos cuidado con la medicación, que parecía que ella tenía pastillas guardadas y las toma deliberadamente y sin control. Mi rol de Acompañante Terapéutico estaba siendo lisa y llanamente ninguneado porque Federico no había hecho nada al respecto.
Había llovido sin parar desde hacía 4 días, la playa estaba sola, los turistas malhumorados y los comerciantes renegaban de que el clima no los había acompañado ese enero y que estaba pasando lo que le pasaba al país, que muchos negocios habían tenido que cerrar y yo sólo quería una docena de facturas, señor. Le tuve que decir al panadero porque no me gustó que me tratara como tacho de basura, qué culpa tenía yo que lloviera así, como el diluvio universal. Sólo faltaba el Arca y Noé. Me reí y el hombre no se rió. No-é un buen chiste, esos gags eran muy de Martín, uh, tenía que llamarlo, pensé. Pagué, recibí el vuelto y regresé al departamento protegida por el paraguas y un piloto que había encontrado en el placard de entrada.
Federico me había dejado el dinero para las facturas que le gustaban a Mercedes y me había dicho que lo tuviera informado y que si hasta mediodía no se levantaba, que lo llamara, que no le llevara la contra, que si había algo que se salía de los parámetros normales, le avisara. Que recordara que este tipo de situaciones son muy delicadas, que la frontera es muy delgada. Que lo mantuviera informado. El informado me lo repitió 6 veces como mínimo. Por lo demás, todo normal. La señora de la limpieza estaba haciendo su trabajo, Fede dormía porque había llegado a la madrugada como todos los días y Ema se había ido con unas amiguitas a jugar. Ese día era el cumpleaños de Martina, la hermana de Federico, y había un asado en su casa, bah, la que ella estaba alquilando. Eso había dicho Federico y se había ido a jugar al tenis, por lo menos llevaba su raqueta y ropa deportiva. Al tomar el bolso, visiblemente apurado porque llegaba tarde, se le había caído una pistola al piso. Yo, Glaciar Perito Moreno. Jamás había visto un arma, no sé de qué calibre era, no tengo idea, no conozco nada del tema. Como se dio cuenta de mi actitud, expresó:
-Y, con la inseguridad que hay en la calle, te asaltan por un reloj, yo prefiero tomar mis precauciones. (Fin de la conversación)
"Piiiiini, Pini, vení, sí, dale, pasá, pasá y cerrá la puerta, corré las cortinas. ¡Llueve como la putísima madre, que lo parió! Me imagino el embole de la gente, venir acá, estar quince días y que te toquen 10 así, es un embole total. Nosotros estamos tres meses, qué me importa que llueva, mejor, así no voy a la playa y no le veo la cara a los Kleenex del orto. Le escapé, sí, le escapé porque yo creía que la gorda pelotuda de la Martina cumplía años ayer y es hoy. Lo escuché al Federico cuando te lo decía antes de irse. Que este tipo de situaciones son muy delicadas, que la frontera es muy delgada. Que lo mantuvieras informado. Eso también lo escuché. ¡Qué imbécil! Si él supiera todo lo que yo sé no sólo de él, sino de todos los Kleenexquevich...
Claro, es hoy 11 el cumple de la Martina, pensaba que era el 10 de enero, la concha de la mona. Sí, sí, no me mirés así, uso esto a mi gusto y paladar, me beneficio, de eso se trata, de sacar provecho de la desgracia, creo que le llaman resiliencia. Ok, traeme el desayuno, una buena taza de café. Instantáneo no, Pini, de la cafetera de émbolo, porfa. No, nada más, me voy a tener que levantar e ir al cumpleañitos de mierda ese.
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Sanamarca
Mystery / ThrillerPini, una mujer de treinta años, Acompañante Terapéutica, descubre por el noticiero que Luisa María Arregui, la amiga de Mercedes a quien cuidó en el verano, es jueza y ha aparecido muerta. Sin noticias de Mercedes, sospecha de la familia política...