Capítulo: -14

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"Uno no elige ni bien ni mal, simplemente elige" Martín dixit. Había llegado mojada de la calle, golpeé la puerta de Mercedes, me dijo que pasara y que nos íbamos al cumple en un rato más, que aprovechara para descansar porque esas reuniones del Clan son largas, porque Fabián iba a cantar y todos los hombres beberían hasta hartarse.

La casa que han alquilado Federico y Mercedes está en una esquina. Es amplia y luminosa y queda cerca del mar. Mi dormitorio, el que me asignaron, da a la calle así que escucho a los pibes que a la madrugada vuelven del boliche. Las otras noches, unos vomitaron en la vereda, gritaban y lloraban. Unos vecinos salieron a ver qué pasaba y a amenazarlos que si no se iban, llamaban a la policía. Yo escuchaba y miraba por la ventana entre abierta. Ahí lo vi, los otros días cuando regresábamos de la playa pensé que era yo la obsesiva, pero no: el mismo auto estaba en la esquina. Uno de alta gama, blanco, con los vidrios polarizados.

¿En qué familia me había metido? Abrazaba la almohada y me acordaba de mi amigo Martín. Martín que siempre dice: "Si te pasa, es porque estás preparado para enfrentarlo" Martín que me rescató del barro podrido. Martín y aquel día que me había llamado por teléfono y me había propuesto este trabajo. ¿Cuándo había sido? En octubre, sí, fue en octubre del año pasado. El día estaba precioso, eso parecía por la ventana de mi departamento de la calle Venezuela y yo no me quería levantar, estaba en una crisis de mí, de lo que quería hacer con mi vida.

Nos habían dicho siempre mientras estudiábamos que no creáramos vínculos con los pacientes, que los Acompañantes Terapéuticos éramos profesionales de la salud, agentes entrenados, que patatín y que patatán, pero a mí me resultaba imposible tomar distancia de mis pacientes.

Había muerto Clementina, la señora que cuidé por dos años. Un bombón de chocolate blanco era Clementina. Una vez la ayudé a escaparse al Carnaval de Gualeguaychú con el novio, un viejito re copado que se venía a dormir con ella los jueves. Lo había conocido en el Centro de Jubilados "Camino de Sueños" de Burzaco. Carlos había sido empleado bancario y había enviudado. Clementina nació casada así que cuando se murió Ortega, ella se liberó. Así me dijo: Yo veo que ahora las mujeres no aguantan tanto, Pini. Y está muy bien, muuuuy bien. Antes, las mujeres éramos boludas, salíamos de la bragueta del padre y caíamos a la del esposo. Yo no supe lo que era un orgasmo hasta que tuve 40. Los hijos de Clementina me presionaban para que yo le sacara información. Creían que había dólares guardados, joyas, mucho dinero de la venta de unos terrenos en Zona Norte en los que luego construyeron un edificio.

Nunca había ido a los velorios, no me gustaban, la muerte, la muerte, la muerte. Ver a una persona que ha sido vital, con la que he compartido charlas, complicidades, risas, en un cajón de madera, me parecía ilógico, ritual tortuoso e innecesario. Me habían avisado por teléfono que no fuera a cuidarla porque Clementina había muerto, uno de los hijos me avisó, que pasara por la oficina del Doctornosécuánto a cobrar mis honorarios. Así me había enterado de la muerte de Clementina tan sorpresiva como sospechosa.

Al dolor que yo sentía en ese momento se le sumaba la angustia. ¿Qué hacía de ahora en más? ¿Cómo me sostenía económicamente? Mi departamento no era un penthouse pero representaba mi lugar en este planeta y había que pagar alquiler, expensas y ABL. Con Mariana, mi exnovia, habíamos compartido la vida hasta que había hecho su bolso y se había ido a rodar el mundo. Lo había hecho antes, me decía que estaba cansada, que esta relación la ahogaba y a los días, regresaba, me llenaba de besos, de atenciones, hacíamos el amor como dos yeguas en el campo y yo me olvidaba del dolor de su partida. La última vez que la había visto fue en julio, se iba al Machu Picchu. Cuando le pregunté: ¿Sola o acompañada? No me respondió. Era más chica que yo, tenía 21, aún contaba con resto para equivocarse. Yo, a mis 30, no tanto. O sí, pero menos, digamos.

SanamarcaWhere stories live. Discover now