Una mañana cálida subí al autobús, mis ojos llenos de lagrimas no podían parar de sentir dolor, creo que fue la primera vez que probé ese sabor salado en mis mejillas, jamás mi sentido del gusto había estado tan agudizado.
Me preguntaba el por qué de miles de cosas, había interrogantes por toda mi cabeza. ¿Porqué nos enamoramos de las personas equivocadas? ¿Porqué siempre hay alguien que nos acuchilla la espalda? ¿Porqué recibes espinas es vez de rosas, si siempre regalaste chocolates?
Llegue a un punto en el que decidí ponerme los audífonos en mis oídos y subir el volumen al máximo, y no es que me encantara esa música, simplemente quería escuchar otro ruido que no fuera el de mi cabeza.
Y allí estaba en ese autobús observando por la ventana como los árboles se movían tan rápido, que al final formaban una pintura abstracta de la lluvia o la sequía del planeta.
Siempre observaba los paisajes a lo lejos, me encantaba ver el campo verde cuando era tiempo de Cosecha, el olor a milpa llegaba a mi nariz como perfume fresco, nuevo, renovado.
Pero siempre era así, cada día en el autobús, había días muy crudos en los que deseaba nunca bajarme, el trayecto se veía mejor que mi realidad. Pero a pesar de que siempre me preguntaba el por qué de tantas cosas en mi vida, jamás, lo juro, jamás deje de soñar despierta. En el transcurso de los días en mi viaje en el autobús, un día empecé a observar más arriba de los árboles y la milpa del campo. Un día simplemente mire hacia arriba y jamás mire algo más hermoso que el cielo multicolor, me llene de tanta maravilla que me quite los audífonos de mis oídos y no podía dejar de observar por la ventana ese cielo brillante, me sentía como niña de cinco años llendo a un parque de diversiones. Y de allí en adelante mis caminos fueron distintos al subir a ese autobús. Cada día era distinto mi cielo, había días soleados llenos de luces amarillas por todos lados, resplandecían las plantas con cada destello. Otros días eran nublados, un poco lluviosos pero eran bellos por que podía oler la tierra fresca al ser mojada por la lluvia. Y había días en que el cielo parecía una paleta de colores, era como si Dios formara una fiesta en mi honor, bueno así quise pensarlo 😊
Desde entonces las preguntas fueron disminuyendo, las lágrimas empezaron a desparecerse poco a poco. Y pude ver que Dios cada día me mostraba un cielo distinto pero yo me aferrada en ver hacia abajo, y cuando mi mirada cambió de rumbo me mire en ti, Dios.✨