Me mire en un pedazo de cielo ..
Si, allí estaba yo intentando volar. Ensayaba una y otra vez mi vuelo, imaginaba cómo sería volar. Que se sentiría al tocar el aire con las manos o susurrarme al rostro su textura.
Siempre e sido una soñadora empedernida, sueño a todas horas, de día, de noche, de madrugada, dormida o despierta. Y es que no concibo un mundo tan cruelmente real sin fantasía. Mi corazón siente un alivio inmenso cuando vuelve a creer, cuando vuelve a latir, cuando mis alas empiezan a desplegarse.
Cuantas veces amarre mis alas, las arranqué de mi cuerpo y las guarde en una caja para funeral creyendo que esa era la mejor prueba de amor, pero para quien? . La maldita prueba de amor para alguien que no sabe volar acompañado. Me quite las alas ... para empezar a amar sin saber que estaba dejando de amarme. Caí en el fondo, profundo y hondo, allí en donde las heridas arden hasta el tuétano, escuche las risas de mucha gente burlarse de mi a carcajadas. Cortaron mis alas pero jamás se imaginaron que a aquella oruga temerosa y caída un día abriría sus alas de nuevo.
Tome el coraje, la valentía, el orgullo y empecé a caminar, y mientras caminaba tejía mis propias alas pero esta vez eran tan fuertes que parecían de acero. Y como él ave fénix resurgí de las cenizas y emprendí mi vuelo, pero ahora ... con alas propias.
No dejes que corten tus alas y cada vez que sea necesario, emprende tu vuelo.
