No quería soltar sus brazos. Me abrazaba tan pegada a él, que se sentía nuestros cuerpos fundirse haciéndose uno solo. Quería permanecer abrazada siempre a él, aunque nuestro amor fuera prohibido- Amanecer En Vancouver
No. 3
No quería soltar sus brazos. Me abrazaba tan pegada a él, que se sentía nuestros cuerpos fundirse haciéndose uno solo. Quería permanecer abrazada siempre a él, aunque nuestro amor fuera prohibido- Amanecer En Vancouver