Solo sentí sus manos en mis mejillas y sus tibios labios tocar los míos en un delicado beso que me deshizo cada uno de mis pensamientos llenos de dudas. Mis respuestas no estaban siendo respondidas correctamente pero en este momento, justo ahora... Era todo lo que necesitaba para saber que la esperanza no estaba perdida en ningún aspecto, que mi batalla aún no estaba finalizada, la iba a tener de vuelta y si no lo lograba... Quizás ya no me pertenecerían sus labios, ni su mirada o sus manos... No me pertenecería su piel o su voz diciendo lo mucho que sentía por mí. Pero había algo que sí era mío... Algo que no podía hablar, que no pensaba, que no solo lograba mantenerla bajo el mismo cielo que el mío y que hacía el doble de trabajo cuando me tenía cerca, aún me pertenecía... Su corazón.- LUJURIA