Dulce satisfacción.

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Dulce satisfacción que esperé por dos años.
Me siento una pluma cayendo sobre una sábana sin rechazos.

Acogedora y sublime satisfacción.
Tan encantadora, con intenciones  de hundir tu rostro en mis aguas,
sin sumergirte en mi pecho, pero si en mi corazón.

Dulce satisfacción,
que rozo con la yema de mis dedos cuando acaricio tu pelo.
Mi mandíbula cae y toca el fondo del barril jadeando un te quiero.

Ya no se vuela más nuestro techo, porque tú grito en el cielo puede más que un vendaval.
Ahora es mi dulce satisfacción quien ordena al clavo que resista, como un te amo esperando tu palpitar.

¡Oh, dulce satisfacción!.

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