MUSICA

419 33 4
                                    

(Narrado desde el punto de vista de Hank)

Como todas las mañanas, el despertador irrumpe en mis sueños con esa inconfundible melodía. Suelto un suave gruñido y lo apago de un manotazo sin siquiera abrir los ojos. Enseguida tomo conciencia de los brazos que me rodean y no puedo evitar sonreír.

— Alex... — trato de despertarlo suavemente, pero continúa inmerso en sus sueños. Beso sus mejillas varias veces, aunque lo único que obtengo es un murmuro inentendible y una sonrisa. Decido dejarlo dormir, total, es sábado. Por eso, y porque anoche se desveló conmigo, mientras yo trabajaba en aquella investigación que, de a poco, empieza a enloquecerme.

Con el mayor sigilo posible intento apartarme un poco de él para observarlo un poco mejor, sin embargo y para mi sorpresa, mi pequeño Havok se aferra a mí, pidiéndome en un susurro que no me vaya.

Aquellas palabras me provocan inmediatamente una sonrisa y un nudo en el estómago. Son esas pequeñas demostraciones las que día a día me recuerdan que esto es real, que más allá de las diferencias que pudimos tener en un principio, estoy enamorado de Alex Summers y él me corresponde. Y eso hace que en ese instante olvide todo lo que me rodea, que todas mis penas, confusiones o cualquier sentimiento negativo desaparezcan, incluso los dolores de cabeza que mi trabajo me provoca a diario. Lo único que puedo sentir en ese momento es un amor infinito. ¿Acaso sabrá todo lo que provoca en mí?

Vuelvo a acariciar su mejilla y llevo hacia atrás un mechón de cabello.

— Estoy aquí, cariño — respondo en el mismo tono, sorprendiéndome por la naturalidad en la que ese apodo brotó de mis labios. Y es que jamás fui lo que se dice "un chico afectuoso", pero desde aquella tarde en que Alex me besó bajo el roble favorito del profesor, muchas cosas cambiaron en mí.

— Te estás volviendo un poco cursi, Bozo — bromea el rubio, adivinando mis pensamientos y lo miro con un poco de sorpresa. No es la primera vez que sucede algo como ello, de todos modos no deja de asombrarme la conexión que tenemos en algunas ocasiones.

— Tal vez — admito antes de darle un casto beso —. Confieso que he cambiado mucho desde... Bueno, desde que estamos juntos.

— ¿A qué te refieres Hank? — curioso, abre los ojos y me mira con el ceño fruncido, sin entender del todo

— A esto — contesto abrazándolo —. Me refiero a cómo soy, cuando estoy contigo — deslizo mis labios a su cuello y dejo una hilera de besos sobre éste, sonriendo al ver la reacción contraria.

— No empieces con algo que no puedas terminar, Mc Coy — advierte Alex con la voz entrecortada antes de buscar mis labios una vez más.

— ¿Y quién dijo que no podré? — pregunto con una sonrisa, aceptando aquel beso y unos cuantos más — Aunque, si tú no quieres...

— Deja de hablar bobadas y ya ámame... — susurra y la sensación que me invade es... Sublime, como el tibio sol que entra por la ventana. Vuelvo a reír ante su petición y lo miro fijamente a los ojos.

— Es que... Ya te amo, Alex...

Este fue breve, prometo que los próximos serán un poco más extensos... Es que traté de basarme lo más que pude en la canción, y a la vez no quería que quede muy cargado.
Hasta la próxima!
Lizzie 💙

Treinta días a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora