Lucifer.

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  Soberbio, orgulloso, altanero, altivo y muchas otras formas de referirse a él, o a lo que simbolizaba. Lucifer, poseedor del pecado más común pero que más odio generaba en los seres humanos; Soberbia ¿Qué cosas podían derivar de una simple emoción como ésta? ¿Qué cosas desencadenaba ese sentimiento de sentirse superior sobre los demás? Los ejemplos eran muchos, y en los múltiples escenarios posibles, era algo que el ser humano desarrollaba a temprana edad y que los corrompía lentamente hasta convertirlos en seres capaces de mirar por encima del hombro a los demás, con desprecio y un trato distante que dejaba en claro esas intenciones superficiales y falsas.

  Lucifer, el cuarto príncipe infernal, portador del carácter más pedante existente y de siempre tener la última palabra, esas cosas lo convertían en alguien que era odiado incluso por los demás príncipes que casi siempre gruñían ante sus deslices de completa hipocresía, era frívolo y acompañado de su aroma a gasolina era solamente peor, pero detrás de tal personalidad se escondía un corazón humano que supo amar, sufrir y saboreo el sentimiento de perdida en una vida pasada que aparecía como una laguna mental cuando pensaba demasiado las cosas, por eso decidía no pensar, por qué eso solamente te limitaba y no te dejaba avanzar, o al menos así se intentaba convencer.

    En unos de esos paseos que daba ocasionalmente en la Tierra en busca de una conquista de mujeres hermosas o de simplemente satisfacer algún vicio como fumar o beber, vio entre tanta gente igual, algo diferente, lo que destacaba de lo común y resaltaba como una chispa colorida entre luces amarillentas y sin movimiento. Vio a ese hombre alto con mirada decidida, su piel morena destacaba enormemente entre tanta gente de piel pálida o bronceada, tenía una sonrisa alegre y que te inspiraba confianza, no sólo eso, su aroma; eran lirios de campo, una flor delicada pero que sobrevive en lugares tan áridos como el desierto.

-"Una flor de la adversidad"- pensó aquello mientras aquel aroma más que alterarle los sentidos logro hacerle recordar una vieja calidez que se había apagado de su cuerpo hace muchos años, sin ser consciente de sus movimientos, ni tampoco oír a sus pensamientos, solamente siguiendo los anhelos de su corazón humano que palpitaba desbocado en busca de acercarse a esa persona, quería tenerlo cerca, quería decirle que le diera un abrazo y que nunca lo soltara. Cuando iba a tocarlo se freno, vio lo que estaba a punto de hacer, nuevamente estaba siendo traicionado por sus sentidos, se peino su cabello, ese extravagante peinado para dar marcha atrás y torpemente hizo tropezar a alguien.

-¡Perdona no te vi!- dijo la chica de cabellos oscuros, por sus rasgos seguro era hindú, Lucifer sólo suspiro pesadamente, no podía irse así por qué así, tenía un orgullo que mantener y no sólo eso, esa chica era bonita también quizás podría sacar provecho de dicha situación.

-No te preocupes, no podría enojarme con una belleza como tú- una sonrisita de lado surco aquel rostro perfectamente perfilado, la chica se sonrojo levemente para empezar a levantar sus papeles.

-M-me llamo...-

-¿Están bien los dos?- pregunto aquella voz grave, acercándose, dejando ver esa sonrisa blanquecina y la piel morena que resaltaba entre la sotana negra con ese tapado anaranjado. El cabello largo y oscuro atado en una delgada coleta baja, las cicatrices debajo de los ojos que destacaban por ser más claras. Sin esperar una respuesta se agacho a la altura de la chica para juntar los papeles y los libros que estaban acomodados en sus brazos antes de que se cayeran al suelo. -Menos mal que no había ningún papel importante, el suelo esta húmedo por la nieve y todo se arruina- volvió a sonreír calidamente, la chica sólo enrojeció aún más, tenía a dos hermosos hombres atendiéndola, ese día no podía ser mejor.

-No se si te diste cuenta amigo, pero yo estaba ayudándola- dijo en tono pedante el hombre de cabellos platinados, mientras tocaba el hombro del sacerdote con una clara señal de majadería pura -esto no es asunto tuyo sacerdote- le hizo un gesto de "lárgate de aquí" con su mano, la cuál fue tomada por aquellas palmas cálidas.

-Es un placer, soy Mohammed Avdol- estrecho la mano con el hombre de acento francés, soltó aquel agarre sin abandonar su sonrisa, ayudando a la jovencita con el último de sus libros y la vio agradecer e irse.

-¡Oye eres tarado! ¿O acaso no entiendes lo que te dicen?- se señalo molesto, con una clara vena en su sien. En cuanto le diera la espalda le comería la cabeza, literalmente.

-No creo que debas, es sabido que a los demonios no les gusta el agua ¿No es así Lucifer?-

***

Bien, diganme que les pareció n.n espero les guste, disculpen por tardar tanto en actualizar esta historia, pero he estado bloqueada, debe ser por qué se acerca el inicio de mis clases y es un estrés para mí ir a la escuela u.u

Atte: Eris.


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⏰ Last updated: Mar 02, 2019 ⏰

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Corazones en el LimboWhere stories live. Discover now