CAPITULO 3-"Medina & Friends"

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-Natalia-me cogió de la mano y yo le miré a sus ojos, Alba hacía el amago de hablar, pero no pronunciaba las palabras. No sabía lo que le estaba pasando por su cabeza, pero no era nada bueno-yo no sé la verdad- habló bajando la cabeza.

Si ella no sabía la verdad, como averiguaría la verdad ahora. Natalia piensa, piensa, piensa. Imposible, no estaba en las condiciones para formar ideas, no podía hacerlo.

Alba noto que algo ocurría, su acción ante mi preocupación fue un cálido abrazo, el cual yo le correspondí.

Hace cuatro meses

NATALIA

-Te he dicho que me voy, y si me voy me voy- cogí mi maleta y empecé a meter todas mis cosas

-Pues no sé dónde dormirás esta noche- dijo él con las intenciones de que me quedará, pero de eso nada monada.

-Me las apañaré Mikel, ya soy mayorcita para buscarme la vida- cerré la maleta, cogí mi guitarra, deje las llaves del piso en la entrada, no pienso venir más por aquí, abrí la puerta y me marché.

No era un buen día, no lo decía solo porque no tenía un sitio para dormir. Si no, que si esta noche dormía en la calle me iba a congelar viva. Paseaba por las calles de Malasaña en busca de algún bar que me llamase la atención. Toda la gente que pasaba me miraba extrañada, como si no hubieran visto nunca a una chavala con un guitarra y una maleta. No entiendo a la gente de hoy en día.

Me llegaban notificaciones cada paso que caminaba, entre los mensajes de insta, más lo de Twitter y más los de WhatsApp, tuve que parar a ver quién era. Y claro, suponía quien sería, Mikel. Cierto era él, mandaba mensajes rogándome que volviera a casa, que hacía frío y que se preocupaba por mí, bla bla bla, mentiras y más mentiras.

En ese mismo instante me percate que había parado en frente de un Bar, llamado Medina & Friends, me llamo la atención y decidí entrar a él.

Al entrar a él, note que mis manos empezaban arder, por el contraste. Tenía un buen ambiente, me percate que al fondo había un escenario, las luces de él estaba encendidas, con suerte hoy tendría música para mis oídos.

Me senté en la mesa más apartada del local, saque mi libreta con letras escritas, a los dos minutos una rubia se me acerco. No parecía empleada de aquel lugar, me causaba un buen rollo, vi que tenía varios tatuajes por lo que podía ver.

- ¿Vas a tomar algo morena? -pregunto mirándome, supuse que trabajaba ahí, se dio cuenta de que llevaba una guitarra.

-Una cerveza. -conteste algo seria- ¿Pasa algo? -mire la placa con su nombre-María? -y le mire a los ojos.

-No, enseguida le traigo la cerveza-me dijo.

-Natalia.

-Enseguida le traigo la cerveza, Natalia-dicho eso se marchó a la barra.

MARIA

Me fui a por la cerveza de la morena, esto es de Natalia. Le daba vueltas al coco, la morena tenía una guitarra, pero no sabía si sabía tocarla, coño María si tu llevaras una guitarra encima la sabrías tocar, claro que sí. Fui a donde Julia y Alba.

-Chicas, creo que tengo el problema del guitarrista arreglado- les dije a las dos que me miraron extrañadas.

-María, Julia es la única que sabe tocar la guitarra y esta jodida, y Carlos no está en la ciudad-dijo la pequeña rubia que se dedicaba a secar los vasos-lo tendremos que cancelar.

-Alba tiene razón-dijo Julia.

-Escucharme, en la mesa de al fondo-les señale con la mirada la mesa en la que situaba la morena-hay una morena que tiene una guitarra, se le podría preguntar. -las dos me miraron como si estuviera loca.

-María, déjalo, otro día será. No vamos a molestarla por una cosa que no tiene importancia.

-Alba, pues claro que tiene importancia. Llevas practicando la canción semanas y encima no podemos dejar el escenario vacío, la gente viene a escuchar a gente cantar, de eso se nos conoce, no puedes dejar tiradas a estas personas. -sin que ella lo supiera tenía razón.

-Tienes razón-ves-no puedo hacer eso.

-Voy llevarle la cerveza-le dije cogiéndola-vienes conmigo y le preguntamos-la cogí del brazo y la llevé a donde la morena, Alba miraba a Julia y esta se partía por dos.

-Aquí tienes la cerveza morena-le dije cuando llegué junto a Alba.

-Gracias, ¿Cuánto es? -pregunto dándose cuenta de la presencia de la pequeña rubia. Le di un golpe suave a Alba.

-Invita la casa, pero-mire a Alba para que continuase.

-Hemos visto que tenías una guitarra, ¿Sabes tocarla? -Alba tenía la cabeza bajada y se veía su cara soja desde la otra punta del local.

Natalia asintió mirando a Alba.

-Pues perfecto-dije yo-nos harías un favor si pudieras acompañar con la guitarra a este pequeño tomate.

Natalia rio, ante mi comentario. Alba me fulmino con la mirada, la que me esperaba en casa.

-Entonces si acompaño a la pequeña rubia, la casa me invita a una cerveza, ¿Correcto? –asentimos, y ella recogiendo su libreta y dando un sorbo a la cerveza dijo- ¿Qué canción hay que tocar?

-She used to be mine- dijimos las dos a unisono.

UNA HISTORIA PARA RECORDARTE-ALBALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora