Una gran oscuridad absoluta se veía en todo el entorno que lo rodeaba, la nada misma. No sentía, no oía, solamente su consciencia permanecía intacta.
Se maldijo una tras otra vez, la maldita suerte que tuvo fue colosal. Uno es privar su día a día, aceptable de alguna forma, pero una cosa muy diferente es privar tu propia existencia, no volver a despertar jamás, la muerte. Su alma en pena, sollozaba sin reparo; es fuerte de mentalidad, sin embargo, esto sobrepasó sus límites.
«Así que... Esto es después de la muerte, ¿eh....?«
Estar consciente bajo un espacio que no muestra más que una infinita oscuridad, no existe un final más lamentable que éste. Su consciencia se terminaría deteriorando a medida que trascurre el tiempo.
No, aquí ni siquiera debe existir el concepto del tiempo. No está en el cielo, ni el infierno, algo más allá de eso, el final de los tiempos, un vacío obsoleto.
Entonces, algo ocurrió.
Unas voces le hacían eco en su subconsciente, casi como los susurros de una adormecida mujer. Una preciosa melodía resonaba en el vacío, junto con los silbidos continuos de un búho.
Es difícil descifrar un significado en aquella melodía, sin embargo, clavo justo en lo más profundo de él. Calmo el alma en pena que vagaba en el infinito vacío.
La melodía ceso en el momento que unas extrañas voces se hicieron presente. No entendía lo que decían sus palabras, se comunicaban a través de un lenguaje que jamás oyó.
¿Qué decían? Por el tono de sus palabras, se sentían felices por un motivo en particular. ¿Pero qué? No es motivo de felicidad saber que estas muerto, había algo extraño en todo esto.
Todas sus dudas se disolvieron en el momento que una cegadora luz apareció. Y justo en aquel momento, las voces se hicieron más notorias, y un llanto insaciable soltó sin preverlo.
Las cálidas manos de una delicada dama, tomaron al pequeño bebé, envolviéndolo entre sus brazos, meciendo de un lado a otro a la recién despertada bebé. Esa sensación que le proveía aquella individua, hizo cesar de inmediato ese irritante llanto.
Posó sus ojos en la individua que lo tenía entre sus brazos.
Cabello liso y largo de color plateado, piel tersa de una tonalidad oscura. Tenía un muy buen cuerpo de grandes proporciones. Lo más resaltante eran esas puntiagudas orejas.
La palabra hermosa queda corta en su comparación.
Aquella fémina traspasó a la frágil bebé a brazos de otro individuo que permaneció todo el tiempo junto a ella.
Un alto hombre de contextura delgada, y tez pálida. Sus profundos ojos color carmesí, eran penetrantes, una vez los veías, no podías apartar tu vista de tan hermosas perlas.
Sonrió nerviosamente a la bebé, la expresión de la recién nacida era oro puro.
La puerta sonó, entrando un joven hombre de aspecto demacrado, acercándose a los padres con una ligera mueca de remordimiento.
Al ser levantada la bebé por su primerizo padre, fue capaz de observar con más detenimiento sus alrededores.
Un cuarto bastante simple y humilde, no habían luces, sino velas que iluminan el lugar.
Muebles de madera como el piso y las paredes también, exceptuando el techo que éste era de un material distinto, pero desconocido ante sus ojos.
No habían muchas cosas, vacía, solamente tenía las cosas necesarias que necesitaban para vivir medianamente bien.
Un aire pesado abofeteó a los primerizos padres, la seriedad de las palabras que soltó el recién llegado, inquieto su agradable momento familiar.
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⁓✿⃢ำ⃰╮;Tᴇᴍᴘᴛᴀᴛɪᴏɴ ᴛᴏ Kɪʟʟ /「ᴱᵈᶤᵗᵃᶰᵈᵒ」
Fantasy. ˚ ✦ · . * ˚ . ✦ . ❝¡Ja, ja, Ja, ja, Ja! Esa agonía que muestra la expresión de tu rostro en desesperación, es simplemente.. ¡Fascinante! ¡Mmh ~!❞ El delicios...