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❝¡Ja, ja, Ja, ja, Ja!
Esa agonía que
muestra la expresión
de tu rostro en
desesperación, es
simplemente..
¡Fascinante! ¡Mmh ~!❞
El delicios...
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Era una silenciosa noche tormentosa en las ajetreadas calles del reino. En una respetada iglesia, una dulce niña de temprana edad, se acurrucaba temerosamente sobre sus cálidas sábanas.
La pálida piel de sus pequeñas manos temblaban en noción al temor, y el oscuro ambiente espesaba a su alrededor, a causa de los continuos estruendos salidos del exterior.
Sentía ese claro llamado entre los pliegues de sus oídos. Los fuertes rugidos exclamaban con furia su regreso a los cimientos.
Aquellos exagerados pensamientos fueron interrumpidos por la nítida voz de una conocida de ojos carmín.
╶─── ¿Te sientes bien, Jeanne? ─Preguntó con notaria preocupación hacía la nombrada de cabello opaco.
Sin embargo, a través de aquellas palabras llenas de amabilidad, fueron corrompidas por el sombrío pensamiento de la minúscula.
Haciendo sonar un chasquido de irritación inaudible, se podía notar el claro desagrado en su expresión. Ella sonrió, limitandose a colocar su mano encima de su cabeza.
Jeanne frunció el ceño, haciendo rodar sus ojos a otro lado, procurando ignorar el detestable acto amigable de ella. Quería golpearla cuánto antes, ser tratada de manera "inferior", "débil", ingresaba en las ocurrencias que más detestaba.
Sin más detenimiento, la nombrada de perlas carmesí, apartó las sabanas que la envolvían de si, negando temerosamente en respuesta.
╶─── ¿Quieres qué me acueste a tu lado?
Era sorprendente escuchar cada vez cada una de sus palabras, salidas tan naturalmente de su boca, nunca sonando forzada. En verdad se podía sentir esa necesidad de ser un centro de apoyo para los demás.
La sencillez de comunicarse con ella se volvía reconfortante, podías decir en tranquilidad cualquier problema y sabrías que ella te escucharía, ella te haría sentir importante.
Aunque no todo el tiempo es de tal modo, sufre tenuemente de nerviosismo en presencia de las multitudes, sentir aquellas miradas en constancia de ser juzgada al errar una respuesta, la sitúa en una postura altivamente.
╶─── No, estoy bien. . No necesito de tu estúpido apegó ─nuevamente su boca malhablada hizo de las suyas, esa tonta maña suya siempre la ha dejado mal parada.
Es plenamente consciente de ello, sin embargo es incapaz de controlar aquella boca suya por más que lo intente. Después de todo, sus palabras eran su mejor arma que siempre la acompañarían.
Siguió manteniendo su tonto berrinche, a pesar de lo inmadura que se veía. Se giro abruptamente con un estruendoso chirrido salido de la cama; en el afán de dormir.
╶─── ¿Es eso realmente así? Que extraño, parecía que tenías dificultades para conciliar el sueño ─Refutó con una sonrisa dulce en sus labios, vagamente podía intuir el sentir de su mismo pesar, envuelto de cicatrices en aquel débil corazón ─. ¿Acaso piensas que estás sola? Déjame estar contigo está noche.
