12: DongHyuck

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2019

Creo que es inevitable no caer ante los encantos de este chico. Jaemin no solo tiene un aura brillante, su forma de comportarse también lo es.

Al principio creí que sería de esos chicos inquietos que no dejan hablar y siempre están ansiosos.

Sin embargo, es tranquilo y al mismo tiempo un remolino de emociones.

No es su cuerpo el que no se detiene, más bien es su mente la que no toma un respiro. O eso creo. El brillo en él se intensifica cuando sale de casa, justo como ahora. Mientras caminamos con Amai guiando mis pasos, Jaemin se mantiene a mi lado, yendo lento para acompañarme, vibrando emocionado por avanzar más rápido.

-¡Allí!- exclama cerca de mi oído lo que me hace saltar y a Amai ladrar. Entonces me lleva sujeto por la muñeca sin darse cuenta de que no veo el jodido camino- ¡Es mi lugar favorito, hay olores a todo tipo de flores y se puede escuchar el afluente cerca de aquí!

-¿Escuchar el río?- pregunto dudoso, es decir, el agua corre a pocos kilómetros, pero me es imposible creer que pueda escucharlo.

-Sip- hace un ruidito con su boca y supongo que está agitando la cabeza en afirmación-, sentémonos aquí, es un árbol muy grande, mamá me contó que antes plantaban árboles en honor a alfas y que estos crecían muy muy grandes...

¿Alfas?

-Creí que Yukhei era raro, pero tú le ganas.

-Me ofendería, pero siempre estoy feliz de ganarle a ese idiota en algo.

Sus dedos sudados se entrelazan con los míos y me jalan hacia abajo, hasta que mi trasero choca contra la tierra y me quejo del dolor esparciéndose por mi coxis.

Pero el dolor pasa a segundo plano cuando puedo sentir la brisa pasajera soplar contra mi rostro. El viento mece mi ropa y los aromas naturales se mezclan hasta llenar mis pulmones.

Jaemin tenía razón, no en cuanto al río, pero si sobre las flores... puedo diferenciarlas, la abuela me enseñó sobre plantas, tenía una tienda de medicina natural, así que crecí entre plantas y flores de todos los tamaños y colores.

Extraño los colores...

Ni siquiera recuerdo como es el verde con claridad. Me acuerdo del azul en mis zapatos, del rojo en el vestido de la abuela y del amarillo del sol. Supongo que Jaemin es mi sol ahora, él brilla como uno.

Pero ahora se ha apagado. Solo prevalece el delgado lazo energético que recorre el bosque, saliente desde su cuerpo. Es de un rojo oscuro, igual a la sangre coagulada, no brilla, pero hondea con vitalidad. Me causa pavor pensar en lo que significa, temo lo que pueda encontrar al otro lado del hilo que rodea a Jaemin.

-¿Yukhei y tú se conocen desde hace mucho? - la voz de Jaemin logra sacarme de mi ensoñación. Cierro los ojos recostándome contra el árbol a mi espalda y suspiro.

Yukhei y yo... es complicado. Él me gusta, me gustó desde el primer momento en que habló. Estaba solo encargándome de la tienda de la abuela. Nunca me había quedado solo en la tienda, pero la abuela estuvo internada esa tarde, la primera de muchas tardes... y yo debí trabajar para costear las medicinas. Aunque ella se impuso, dijo que no tomaría cosas artificiales creadas en este lado del mundo, lo que sea que eso signifique.

Yukhei fue mi primer cliente, gracias a dios. Entendió en menos de un segundo que no podía ver nada y solo dijo "¿Eres ciego?", fue la primera vez que alguien me preguntó eso tan a la ligera. Se quedó esa tarde conmigo, no me conocía y ambos éramos bastante torpes, pero me robó el delantal y comenzó a trabajar gratis, diciendo que no lo hacía por lastima o algo así, sino que le parecía demasiado lindo y quería ayudar.

Inferum  {Nomin//Markhyuck}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora