Abrí los ojos. El techo de madera de la habitación seguía ahí. No había sido un simple sueño. Aún aturdido por los eventos del día anterior, bostecé a la vez que trataba de levantarme, primero sentándome en el borde de la cama. Miré a mi alrededor, pero ninguno de los amigos de Saimon se encontraba allí, así que supuse que no querrían despertarme. Procedí a equiparme la ropa y la armadura, y me dispuse a salir, mientras le ataba un nudo a mis botas.
Una vez vestido, salí y cerré la puerta de la habitación. El olor a gofres inundaba el pasillo. Sin duda me vendría bien algo de desayunar, teniendo en cuenta lo sucedido previamente. Bajé las escaleras, deslizando mi mano sobre el mango, cuando los vi.
Estaban todos sentados alrededor de una larga mesa de tablones de roble, comiendo y charlando juntos. Vi como Tota levantaba una jarra de zumo para luego darle un largo y sonoro trago, acompañado por las risas de Gorgue y compañía.
"Eh, al fin te has despertado" me dijo Joseph. "Siéntate, anda."
Le hice caso, y me senté junto a Kurisu, quien estaba organizando sus puntos de habilidad a través de su HUD interactiva, a la vez que le daba un bocado a un gofre que sostenía en su mano.
"¿Qué tramas?" pregunté mientras alargaba la mano para coger una galleta de un plato situado en el centro de la mesa, y me detenía para probarlo.
"Invierto mis puntos de clase en algo productivo." Comenzó, dándole un sorbo a una taza de chocolate. "Deberías hacer lo mismo, si es que quieres ser útil." murmuró esto último.
"Ya veo."
Gandalf, por su parte, miraba su bastón desde varios ángulos distintos a la vez que anotaba algo en su notepad. Supuse que se trataría o bien de hechizos nuevos o mejoras que añadirle a dicha arma.
"Está bien, panda de anormales" enunció Tota, levantándose de la silla. "Nos vamos."
"¿A dónde?" gritamos al unísono prácticamente todos.
"Nos vamos de compras." hizo una mueca. "Espero que no hayáis gastado todo el dinero que ganamos ayer en este desayuno..." añadió, crujiéndose los nudillos.
Gorgue negó con la cabeza, a la vez que sacaba su bolsa de monedas y dejaba caer unas cuantas encima de la mesa.
"Con esto tengo para algo de equipamiento guapo" sonrió.
Diez minutos más tarde, más espabilados que antes, nos encontrábamos ante la gran calle que conformaba el mercado. Numerosos jugadores negociaban entre sí y andaban de un lado para otro, corriendo con envidiable decisión.
"Vale..." comenzó Saimon, activando el mapa. "Creo que el herrero está para allá." Finalizó, señalando en una dirección en la distancia, abarrotada de gente.
"Esa será nuestra primera parada." Concluí, andando con ellos a paso ligero hacia dicha tienda.
Al llegar, nos encontramos con otro jugador dentro de la herrería, un adulto mucho mayor que nosotros que debía rondar los veinte años, aparentemente fuerte, alto y de color. Al parecer ya se había hecho dueño de la subclase de herrero.
"¿Qué queréis?" preguntó, mientras limpiaba la hoja de una espada con un trapo, y la colocaba suavemente sobre un estante. "¿No sois muy jóvenes para estar en este juego?"
Confuso, miré al suelo. Quizás fuera verdad eso de que no cumpliéramos la edad que el juego recomendaba, que eran los dieciocho años, por el uso que se le podía dar a este. Incluso hubo desarrolladores que aludieron a que en el juego se podrían mantener relaciones sexuales en la versión final...
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Kareno Art Online
FantasiaNovela escrita de coña no me toqueis los cojones no tengo los derechos de sao ya lo se joder ya esta