Nahual

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Shiro se sorprendió al llegar al festival. Colores por todos lados y gente con trajes que el juzgaba de extraños.

Caminando entre la multitud chocó con alguien, nada más y nada menos que con la mujer Chamán de la tarde, pero esta vez su ropa era más reveladora y resaltaba sus atributos; y no traía ese "ridículo" tocado en la cabeza.

—¿Está perdido, señor exorcista?

—Algo así, ¿me podría guiar a algún lugar interesante? —Le sonrió de lado y la mujer devolvió le gesto.

—Claro, sígame.

Llegaron a una casa decorada con plantas y papel picado de colores (es como el papel de colores recortado con diferentes figuras que aparece en la película de "Coco", de Disney/Pixar), y la mujer lo invitó a pasar. Shiro lo hizo sin prestar mucha atención.

El lugar estaba prácticamente solo, únicamente un anciano se encontraba bebiendo en la esquina cercana a la puerta.

—Iremos a beber al fondo, por favor, llévenos tequila y un poco de pulque*.

—Sí señorita, también le llevaré un poco de botana.

La mujer asintió y se dirigió a una mesa al fondo del lugar, que estaba un poco oculta por la barra del cantinero y no se veía a primera vista desde la entrada del sitio.

—Cómo sabe, soy la hija del Chamán, Citlalli. ¿Me podría decir su nombre por favor, señor exorcista?

—Fujimoto. Pero me puedes decir Shiro. —Le dedicó una sonrisa, de esas que usaba cuando coqueteaba con las mujeres que él acostumbraba.

—Sus bebidas. —Interrumpió el cantinero y Shiro chasqueó la lengua.

—Gracias, Don Juan. Es todo lo que necesitamos. -Le dijo con una sonrisa y el señor regresó por donde llegó.

—Me sorprende que alguien como tú sepa japonés.

—¿Cómo yo?

—Sí, ya sabes... Una aparente princesa que adora a dioses que no existen y-

—¡No porque vivamos al otro extremo del mundo significa que seamos unos incivilizados e ignorantes! -La mujer golpeo la mesa enojada. —¡Ten más respeto por la próxima líder de esta comunidad!

Shiro se sorprendió por el actuar de la mujer y empezó a reír mientras tomaba el caballito de tequila y empezaba a beber, ahogándose con la bebida.

—Y que me dices de tí, exorcista. Ni si quiera sabes beber, no eres digno de probar nuestra bebida de dioses. -Dijo retirando del centro de la mesa la bebida blanca que estaba en una jarra y que no era mas que pulque.

Shiro se estaba recuperando cuando escuchó decir eso a la mujer. Enojado, se levantó dispuesto a irse, pero la mujer lo detuvo:
—No sé vaya por favor, necesito hablar se algo muy importante con usted. -Le dijo con un semblante muy serio y voz suave. Shiro la miró con fastidió y se sentó.

—Su nombre es Shiro, ¿así es?

—Sí, mujer, ¿en que te puedo ayudar? -Le dijo evidentemente burlándose. Si era un poco condescendiente pensó que podría llevársela a la cama.

—Tiene que tener cuidado, en un futuro próximo usted pasará por momentos muy difíciles que determinarán el curso de su vida. -Dijo mientras sujetaba las manos de Shiro.
-Ja, ¿ahora eres adivina? Se burló, incómodo por aquél acto de la mujer.

—Algo parecido. Usted me preguntó cómo es que sé japonés. Bueno, la respuesta es gracias a mí nahual**.

—¿Nahual? ¿Qué diablos es eso?

La otra mujer de ShiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora