2. El primer día de clase
El molesto pitido del despertador nuevo me despertó de un sobresalto. Furiosa, lo agarré y lo tiré contra la pared más lejana de donde me encontraba. Satisfecha, vi que el despertador llacía en el suelo y me volví a arropar. Cerré los ojos de nuevo intentando conciliar el sueño pero nada. El maldito despertador me había quitado el sueño. Me senté en el borde de la cama y me froté los ojos lentamente, con mucho cansancio. Entonces la puerta se abrió de par en par y mi hermano, Ryan, entró con una estúpida sonrisa en la cara. Me daban ganas de quitársela con un brutal puñetazo. Por las mañanas estaba de mal humor, no me tomen como una loca.
-Ryan, ¡¿No sabes llamar a la puerta, o qué?! -pregunté tirándole un cojín.
Era lo único que tenía a mano como sùpuesta arma. El cojín rebotó inofensivamente en su bazo y cayó al suelo. Negué con la cabeza. Menudo aliado que tenía, ese cojín no servía para hacer daño.
-Claro que sé, enana, solo que no me apetece llamar. -respondio con una sonrisa de superioridad-. Ahora dúchate si no quieres llegar tarde a tu primer día de colegio.
La fulminé con la mirada y él se limitó a reir entre dientes. Se fue, cerrando la puerta tras él con un portazo. Me pasé las manos por la cara y suspiré pesadamente. Mi primer día de instituto, menudo coñazo.
Me levanté lentamente y me dirijí al baño. Miré al cojín que antes era mi aliado contra las visitas indeseadas y chasqueé la lengua en su dirección.
Vale, me estaba volviendo loca.
Negué con la cabeza y entré al baño. Me miré en el espejo y apunto estuve de gritar diciendo que esa no era mi cara y me la habían cambiado por otra de un zombie. Mi pelo castaño oscuro parecía paja pintada puesta sobre mi cabeza sin ningún orden preciso, tenía mis hermosos ojos (hermosos según mi amiga llamada conciencia) cansados y, debajo de éstos, ojeras.Mi pijama de Bob Esponja estaba arrugado y olía mal. Arrugué la nariz y me lo quité rápidamente.
Después de darme una ducha larga, me peiné y me sequé el pelo. Miré por la ventana: estaba nublado, como todos los días. Lo miré con tristeza y maldije a Dios por darnos un mundo tan apestosamente apestoso. Ya nos podría haber dado uno con unicornios... me encantaban los unicornios. ¡Oh! Y tambien con Bob Esponja como mi hermano. Sería perfecto...
Tierra llamando a Chloe.
Me puse unos shorts y una simple camiseta blanca. Encima de la camiseta una sudadera negra. Me calcé con mis vans favoritas y me puse un gorro negro de lana.
Me miré de nuevo al espejo está vez vestida. Quería dar una buena sensación mi primer día de colegio, no ir de cualquier manera y ser la típica nerd. Nunca lo había sido, la verdad, pero este año tenia todas las papeletas para serlo.
1. Era nueva.
2. Como era nueva, no conocía a nadie.
3. Mis ojos. Supongo que se meteran con ellos y me dirán bicho raro... en fin.
4. Mmm... no sé. Ya se me ocurrirá.
Salí del baño y decidí irme a la cocina. Cuando bajé, me encontré con mi forzuda madre hablando con una señora con rasgos afilados y de mal humor la mayor parte del dia.
Que raro, no sé estan tirando de los pelos. Normalmente lo hacen... ¿Notaran que me he ido... sí me voy? A lo mejor se olvidan de mi.
Y justo cuando iba a darme la vuelta y marcharme al instituto, mi tía se giró y me vio. Sonrio forzadamente en mi dirección. Más bien parecía una extraña mueca en vez de una sonrisa.