3. Liam... Ejem, ejem
El día se me pasó tan rápido, que cuando me quise dar cuenta, ya estaba recorriendo los pasillos, buscando mi taquilla, para coger los libros que me tocaban para mi última clase : historia.
Dios, valla día. Karen y yo no nos separamos en todo el día. Bueno, a ver, menos en las clases que no nos tocaban juntas. Al final hemos echo buenas migas.
A Karen le gusta Christian desde hace 2 años. Sí, lo se, debe ser una tortura que te guste tú mejor amigo, cuando ese mejor amigo te quiera como a su propio hermano. Ay, pobrecilla. Conozco bien esa sensación.
En fin, a lo que iba. Abrí mi casillero, puse los libros que no necesitaba y cogí los que sí. Era un libro de 1000 páginas y dos cuadernos grandes. ODIABA historia con toda mi alma.
Pero no me atrevía a saltarmela. ¿Y sí mi madre me pilla? Tengo miedo de que me valla a pegar una paliza. Ok no, pero me da miedo. Ya sabéis, como es tan fuerte...
Me sobresalté al cerrar la puerta de mi casillero. Me sobresalté simplemente por que ahí estaba un chico, bueno más bien Liam, apoyado en las caderas con los brazos cruzados en el pecho mirándome fijamente.
-¿Que quieres? -le pregunté de manera cortante.
El enarcó la ceja con indiferencia.
-¿Sabes acaso quién soy yo?
-Sí -contesté, sonriendole tiernamente -. Eres el gilipollas más grande que he visto en mi vida. Ahora apartate de mi camino, no quiero llegar tarde a historia.
-Humm -murmuró sonriendo de lado -. Con que historia, ¿eh?
-Sí, ¿Acaso te importa? No bromeaba, imbécil. Vete. De. Mi. Vista. Ahora -dije marcando cada palabra.
-¿Y sí no quiero?
-Te obligo.
-Obligame, pues.
-Okey.
Me acerqué a él y levanté la rodilla para darle en sus bolas. Pero el me la cogió aún sonriendo y me estampo contra los casilleros. Se me cayeron los libros de mi brazo.
-GILIPOLLAS, SUELTAME AHORA MISMO O TE DEJO SIN HEREDEROS -grité empujandole freneticamente e intentando sin éxito bajar mi muslo de su cadera. Nada.
-¿Y sí no quiero?
-¿No sabes decir otra cosa, retrasado mental? -le pregunté dándoles inofensivos puñetazos en su pecho. Por cierto, que duro estaba.
Sacudi la cabeza. No pienses en eso, Chloe, no pienses en eso.
-Claro que se, preciosa.
-No.me.llames.preciosa. -lo fulminé con la mirada y logré bajar la pierna.
Baile feliz.
-¿Y por qué no? Sí es la verdad...
Yo me sonrojé levemente. Liam lo vio y sonrio de lado, orgulloso de sí mismo.
No, Chloe, no. El es el Playboy de la escuela, sólo te quiere utilizar. Tú sólo dejale sin sus huevos y listos.
No iba a darle el lujo de verme con la guardia baja.
-Joder, Liam -dije sensualmente. El me miro con sorpresa, pero luego pasó a diversión. Miró mis labios y se relamio los suyos.
Me apreto más sobre los casilleros sin darse cuenta, acercándose cada vez más a mi.
Chloe, manten la calma. No vomites de asco ahora, por favor.
Sólo tenía que mantenerle con la guardia baja.