Capítulo 2 (Rose)

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Viernes. 

Me despierto a las siete de la mañana y me preparo para ir al instituto. Por suerte, ya es viernes y puedo descansar toda la tarde.

Cuando llego a clase, Miles se vuelve a sentar a mi lado. ¿Esque acaso no se da cuenta que no quiero que se ponga aquí? Menos mal que el día se me ha hecho corto. 

Esta tarde, la paso en casa y me veo algunas de las películas de Harry Potter, que son mis favoritas. Mi personaje favorito es Draco, aunque también me gusta Ron. 

Sábado. 

Ya es sábado. 

Dana me ha llamado para ir a una fiesta con ella y le he dicho que sí. Hemos quedado a las nueve de la noche.

Empiezo a prepararme a las ocho. Me aliso el pelo como suelo hacer, me pongo un top amarillo de tirantes, una falda vaquera y unas botas negras.

Dana llega puntual y viene con Chris, les saludo con una sonrisa y subo al coche.

La casa en la que se celebra está llena de gente y de momento sólo hemos visto la entrada. 

Entramos y vamos a coger un vaso con bebida y después, nos sentamos en el sofá en medio del salón.

Hay gente detrás de nosotros jugando al beer pong. También hay gente bailando y besándose por todas partes. Lo típico de las fiestas.

Dos chicas que no conocemos se acercan a hablarnos.

Una de ellas se llama Skai, tiene el pelo moreno con mechas rubias y sus ojos son marrones. Lleva puesto una camiseta de tirantes rosa y unos vaqueros.

Y la otra chica es Harper, tiene el pelo rubio y sus ojos son azules. Lleva un vestido blanco con las mangas a la mitad del brazo. Su cara me es familiar, aunque sé que no la conozco.

Skai nos ha contado que tan sólo hace un año que ha venido al barrio y Harper que vive con su madre desde que sus padres se divorciaron y ahora su hermano ha venido a vivir con ellas.

Viene un chico y abraza a Harper por detrás, le da un beso en la mejilla y ella se lo devuelve pero esta vez en los labios, supongo que es Neal, el que nos ha contado que es su novio. Se levanta y se va con él afuera.

Me quedo mirando la puerta y en ese momento, entra un chico. Miles, por supuesto. 

Aparto la vista lo más rápido que puedo para que no vea que le estaba mirando, pero se da cuenta y se acerca a nosotros.

Se sienta a mi lado en el sofá y me rodea los hombros con su brazo, pero le aparto la mano y él se ríe.

-Una chica con un gran carácter.- dice descarado.- He visto que me estabas mirando, ¿tengo algo que te gusta?

Parece que sólo quiere cabrearme y no sé el porqué, ya que no le conozco de nada.

Me levanto, pero me coge de la muñeca y me vuelvo a sentar.

-¿Qué haces?- le pregunto cabreada.

-No tienes porque irte, podemos ser amigos.- que sarcástico es.

-No creo que eso pueda ser posible por muchas razones.

-¿Podría saber cuáles?

-A ver, eres un capullo integral.- hago una pausa para ver cómo reacciona.

-¿Y alguna otra?- vaya, no ha reaccionado de ningún modo, supongo que se lo dirán muy a menudo.

-Anoche te peleaste con mi hermano.

Abre tanto los ojos que parece que se le vayan a salir de sus órbitas y creo que sabe perfectamente de quién estoy hablando. Se termina la bebida de un trago y se marcha.

-¿A qué ha venido eso?- pregunta Dana.

-Ni idea, él sabrá.- digo encogiéndome de hombros.

Finalmente, decidimos jugar al beer pong. El juego consiste en meter una bola de ping-pong dentro de una vaso con bebida, normalmente alcohólica, si la cuelas, la persona que está en el otro extremo de la mesa se bebe lo que contiene el vaso.

He acabado bastante mal, aunque el chico con el que estaba jugando tampoco es que haya acabado muy bien que digamos.

Dana y Chris se han ido al piso de arriba, así que salgo a la calle para tomar un poco de aire fresco. Después de un rato, miro el móvil para saber la hora y me doy cuenta de que ya es tarde, y como Dana no viene, le mando un mensaje diciéndole que me marcho.

Estoy un poco lejos de mi casa y también un poco borracha, así que me siento en el primer banco que encuentro por el camino a descansar un rato. Tras estar cinco minutos allí sentada, se acerca un coche y para enfrente de mi. El corazón se me acelera hasta que este baja la ventanilla y veo que se trata de Miles.

-Sube, te llevo a casa.- dice abriendo la puerta del acompañante.

-No, no hace falta. Me voy andando.- me levanto sin hacerle caso y empiezo la marcha de nuevo, pero avanza con el coche hasta donde estoy.

-Sube, no seas tonta, no puedes ir sola por la calle a estas horas de la noche.- en parte tiene razón, si Hunter se enterara, me mataría, asique pongo los ojos en blanco y decido subir al coche.

Por el camino, le voy haciendo indicaciones de dónde está mi casa, puesto que, obviamente, no lo sabe.

-¿No me das las gracias?- pregunta mientras bajo del coche.

-Gracias.- digo con mal tono y termino de bajar.

-Que agradable eres.- dice con una sonrisa tonta.

-En algo nos teníamos que parecer.- le devuelvo la sonrisa.- cierro la puerta y le doy la espalda, espero al sonido de su coche arrancar y se marcha.

Mis padres ya están dormidos y mi hermano no está en casa o eso parece, de la que me he librado. Subo las escaleras despacio e intentando no hacer ruido y que alguien se despierte. Llego a mi habitación y cierro la puerta. Dejo el bolso en el escritorio, me pongo el pijama y me acuesto en la cama. Una vez estoy acostada, la puerta se abre y Hunter, que resulta que sí está, entra. 

-¿Dónde has estado?

-En una fiesta.

-No son horas de llegar, es tarde.- hace una pausa.- Espera, ¿estás borracha?
Ya sé que me enfadé con él por beber y acabo de hacerlo, pero él no sabe controlarse y se mete en peleas, yo solo me divierto con mis amigos.

-Sólo un poco.

-¿Y has venido sola?

- No, me han traído.

-¿Jason?

-No, Miles.- joder, que bocazas, ¿por qué lo he tenido que decir?

-¿Miles?¿Quién coño es ese?- pregunta curioso.

-Es un chico de mi clase. Deja de hacer tantas preguntas. Estoy cansada.- digo tapándome con la manta.- Me voy a dormir, buenas noches.

Me doy la vuelta y escucho como se marcha. 

Menos mal que no se acuerda de él, se hubiera puesto hecho una furia.

Domingo. 

Hoy no he quedado con nadie y cuando ya son cerca de las dos de la tarde, mi hermano me propone dar una vuelta por la playa e ir a tomarnos algo, a lo que yo accedo, ya que resulta ser un buen plan de domingo.

Paramos en un puesto de helados, yo me pido uno con dos bolas de chocolate y él uno de fresa y vainilla. Luego, paseamos por la arena mientras nos comemos el helado. El agua moja nuestros pies, está fría, pero no me importa, es agradable.

Comemos en un restaurante a la orilla del mar. El restaurante está decorado al estilo marinero, los asientos son muy cómodos y la comida es genial. Y, después de comer, regresamos a casa.

No tengo ganas de volver a salir, por lo que me voy a mi habitación, me termino de leer el libro para clase y un poco más tarde me quedo dormida.

Perdonar y seguir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora