-Asi que... Mirai Tsubame...
-Y tu eres Mario Tsubame...
El moreno y su casi copia femenina estaban de pie, el uno al lado del otro, esperando en la sala del enorme cristal azul, casi idéntico al lapislázuli.
Se les podía ver en la cara la confusión y preocupación que sentían en ese momento. Ese incidente en la playa, que había pasado tan solo hacía unas pocas horas, era el causante de todo ese alboroto con los líderes de las guardias, los cuales por cierto estaban investigando a fondo ese espejismo, o portal, o lo que sea que fuere esa cosa.
A parte de eso, a los dos se les podía ver el rostro muy sucio, y unas ojeras bastante marcadas, debido a la llorera. Porque sí, al parecer el chico también había estado llorando y mucho, y de hecho parecía querer ocultar ese hecho con su propio flequillo, mirando al suelo.
Algo en lo que la pelinegra se había fijado, fue que el, aunque pertenecía a su misma raza y todo apuntaba a que ellos eran la misma persona, no poseía las alas en la cabeza como lo hacía ella. ¿Tal vez los ángeles de sexo masculino tenían esa diferencia? ¿Algo así como algunas especies de animales?
Decidió no prestarle mucha atención y mirar a Miiko, la líder de todas las guardias, incluida la brillante, que estaba casi a punto de estallar por ese extraño fenómeno.
Era normal que estuviera así, pues la aparición de ese portal podría ser causante de problemas. No sabían nada absolutamente acerca de el, y ni sabían si podrían salir monstruos peligrosos o quien-sabe-que cosas de ahí, por no hablar de que había salido de la nada y sin motivo aparente.
Solo tenían clara una cosa, Mirai no tenía la culpa. Muchas cosas habían sucedido con ella, y había demostrado con creces que era una persona totalmente de confianza. Jamás planearía nada que fuera en contra del C.G.
Y Valkyon era quien mas confiaba en ella, hasta el punto de estar casi ciego en cualquier error que ella cometiera. Tal vez enamorarse también provocaba esas cosas. Que sentimiento tan bello y molesto, ¿no es así?
Era el único sentimiento que podría hacer que el albino se preocupara en exceso por una de sus guerreras o aprendices, a tal punto de que este observara la cara algo sucia de la joven ángel olvidándose de prestar atención a su jefa. El solo ver que la muchacha, probablemente, había estado llorando, le rompía el corazón. Lo peor, era que no entendía que podía haberla hecho llorar.
-¡Valkyon! ¿Se puede saber que te pasa? ¡Deja de embobarte!
La llamada de atención de su jefa hizo que se olvidara por un momento de la chica, algo avergonzado. Además pudo escuchar la risita de Ezarel de fondo.
Algún día lo mataría.
-¿Tu has encontrado algo?
-Pues solo he encontrado lo mismo que Ezarel y Nevra, ese portal lleva a una especie de "mundo espejo". He intentado evitar encontrarme conmigo mismo, por si acaso eso puede traer problemas.
-En realidad...
Para sorpresa de todos los presentes, incluso de la misma Mirai, el chico que podría ser su gemelo habló.
-Tu... ehm... Valkyon... No te llamas Valkyon atravesando ese portal.
Eso confundió al albino, pero aunque le quería preguntar, supuso que el chico ya iba a explicar de que hablaba. Lo dejó continuar, sobretodo a sabiendas de que Miiko también querría escuchar lo que el muchacho pretendía decir.
-Todos vosotros... No sois del todo iguales a lo que hay tras el portal... Miiko tiene el cabello blanco, Ezarel y Nevra visten con tonos un poco distintos, además de que Ezarel es un poco mas mujeriego... Y Valkyon... Es una mujer llamada Victoria.
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Cry in the abyss when the day comes.
FantasyElla, cansada, miró a la ondeante e incansable mar, danzando bajo sus pies con un vaivén acompañado de la suave brisa del viento. Su compañera, una copia idéntica a si misma, con solo leves diferencias casi imperceptibles, se adentraba en el abismo...