Capítulo IV

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   La observo y ahí está, en el mismo bar, el mismo día, en el mismo momento. Y de entre todas las personas del lugar vine a dar con ella, otra vez.

-Lo siento de nuevo por tu bebida, déjame invitarte otra-me alegra ver a Leah de nuevo, pero no ha sido a ella a quién le he votado el vaso lleno.

   El chico me mira serio y gracias a la luz de la barra lo puedo ver con un poco más de detalle. Es mucho más alto que yo, y eso sumado a su cuerpo ejercitado, me hace sentir muy pequeña. Tiene el pelo claro, pero no completamente, y largo con algunos rulos desordenados. Sus ojos también son claros, pero con las luces de colores que apuntan a veces, no puedo distinguir si son celestes o verdes. La forma de su cara, con las facciones marcadas, idéntica a la de Leah, es lo que me hace pensar que son hermanos.

-En realidad no era mío, puedes arreglarlo con ella- hace un gesto con la cabeza apuntando a Leah y el tono que usa me hace sentir peor. Entonces retrocede y sin decir nada más, se va. Su personalidad opaca su guapura.

   Ambas lo seguimos con la mirada hasta que se confunde con la multitud y Leah se vuelve a mí- Ese es mi hermano, Aaron. Su novia cortó con él la semana pasada y desde entonces anda como un imbécil, tratando mal a todos- me mira y suspira- pensé que traerlo aquí podría animarlo un poco pero al parecer está peor.

   Me quedo en silencio, no quiero preguntar más y tampoco me interesa seguir hablando de por qué su hermano se comporta como un idiota. Me acerco a la barra y me doy cuenta que no tengo ni idea de qué era lo que estaba en el vaso que tiré asi que pido lo mismo que yo ordené antes pero esta vez con alcohol.

-No es necesario que me compres nada, era un trago de cortesía, no he gastado nada en él- la música está fuerte asi que tenemos que gritarnos entre sí- es lo mínimo que puedo hacer, no es problema.

   Leah toma la bebida y con la mano desocupada me agarra del brazo para arrastrarme hasta la terraza. Mientras nos alejamos la música se va apagando y aun que hay un parlante afuera también, el murmullo de la gente es el sonido que predomina. No hace ni un poco de frío por lo que no necesito ponerme la chaqueta y la apoyo contra la mesa donde nos vamos a sentar. Entonces veo como Leah me mira de arriba a abajo mientras juega con la pajita.

-Me gusta el vestido. No pensé que era algo de tu estilo- se ríe y aunque sé que tiene razón, igualmente me molesta el hecho que me etiquete siendo que ni siquiera le pude contar de mí en el avión.

-La verdad, yo tampoco- bueno sí, mili ha molestado pero yo tampoco pensé llevar algo como esto alguna vez- un amigo lo ha elegido para mí y al final me ha gustado.

   Me mira de nuevo y luego mira su reloj- bueno creo que todavía queda noche como para que me cuentes de ti. Esta vez me toca escuchar a mí.

   Empezamos a conversar, y al igual que ella intento ser abierta. Le cuento la razón por la que estoy aquí y ella compadece el fallecimiento de mi madre. También hablo sobre mi vida pasada y como dejé amistades y amores atrás, pero todo para bien. Me avergüenzo porque no sueno tan interesante como ella, con historias de borrachera o piercings para mostrar, pero parece escucharme atenta y las palabras vuelven a salir de mi boca manteniendo una conversación como si fuéramos muy cercanas. Luego de pasar los detalles sobre mí, le cuento como es que conocí a Dakota y Marcel, pero por alguna razón decido guardarme mi encuentro con Elías. Se ve que está haciendo un esfuerzo por escuchar y no interrumpir, aun que lo entiendo, tiene mucho más que decir y muchas más anécdotas para entreternos. Cuando creo que le he dado algo así como la misma información que ella a mí, escucho como alguien grita su nombre.

   Es una chica alta y delgada, vestida como mesera. Tiene el pelo rosa, y todo el lado derecho de la cabeza, está trenzado estilo africano. Es bonita pero tiene un uso excesivo de sombra oscura y tiene cara de pocos amigos. Me sorprende no haberla notado en la barra. Llega hasta nuestra mesa rápidamente y parece enojada. Leah entonces se pone de pie y yo la imito.

Sácame Mil Sonrisas (en pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora