Capítulo 4 - Bebe

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Mi mundo no es lo que planee.

En los últimos 6 meses después de la mudanza las cosas se... complican y estoy intentando mucho no enojarme con Noah por llegar tarde o distraerse con facilidad cuando hablo con él.

Mis clases de fotografía al principio eran sobre cualquier cosa que notará en la calle, nada estaba a salvo de mi lente. Tengo algunas fotos de latas vacías, lámparas públicas y gatos. Incluso mi maestra no ve el arte en esas fotos pero en su momento yo quería el recuerdo de esas trivialidades, podría hacer un mural con las fotos que tengo de Noah dormido.

En este sexto mes las únicas fotográficas que saco son de bebes con sus madres, voy al parque y saco fotos... Todo empezó cuando a lo lejos en una carriola él bebe saco sus brazos, era lo único que se apreciaba y yo tomé foto a eso. La primera vez que lo hice alguien llamó a la policía, me disculpe y le explique a las madres que no estaba tomando fotos a sus bebes por que fuera a secuestrarlos, cuando les comente mi idea "artística" de los niños sacando una manita de la cuna o riendo en el pasamanos, muchas quedaron encantadas y las que aún seguían preocupadas se tranquilizaron al saber que era del vecindario. De hecho termine haciendo amistades con algunas de esas madres, me hablaron de muchas cosas que podrían ser útiles para una mamá primeriza. Aun así no he vuelto a tomar una foto de una persona sin su permiso previo, a Noah no le hizo mucha gracia cuando le conté mi aventura en el parque. Puede dañar la imagen de la compañía si soy arrestada.

Noah también tuvo un problema hace dos semanas su cara fue épica –tengo la foto- encontró 12 canas –sí, las contamos- Es preocupante porque mi Noah ni siquiera pisa los 30 años y ya tiene más arrugas que las que debería y ahora sale con canas, le repito hasta el cansancio que se va a enfermar si sigue trabajando tantas horas pero él es terco y quiere demostrar su capacidad a sus colegas y sobre todo a su padre.

Noah me ha dicho que la que tiene que ir al médico soy yo, es verdad.

Tenemos el medio año sin cuidarnos y mi menstruación sigue llegando, fue tan decepcionante ver mi sangrado, algo que agradecía antes es ahora una molestia cuando quiero ser madre, creo que por eso veo tanto material al tomar fotos de bebes, mi subconsciente me está mandando un mensaje no muy subliminal.

Cuando le comente a Rebecca y Elle que estaba muy decepcionada por ello. Pero es como dijo Elle; estamos buscando y presionándonos mucho en este asunto... el bebé llegara cuando tenga que llegar y luego cuando esté embarazada volveré con ellas para quejarme de mis pies hinchados y que Noah no los masajea.

Pero cuando vi que tenía la menstruación otra vez... fue el límite, me fui al médico en cuanto terminaron esos días.

Me preguntaron e hicieron estudios de todo. Y sí, mi peso a veces dio problemas pero nada alarmante. Siempre he sido velluda en las piernas, es tratable y nunca me preocupe gracias al rastrillo. Mi menstruación nunca fue 100% exacta y su retraso o adelanto tampoco me preocupo, algunas mujeres no son regulares.

¿Pero ahora?

Ahora quiero ser mamá y mi especialista salió con esto; Anovulación.

¿Cómo se lo voy a decir a Noah?

¿Cómo le explico a mi marido que no importa cuánto queramos o cuánto sexo tengamos, no voy a ser mamá?

¿Cómo le digo que mi útero jamás va a llevar un hijo suyo?

¿Cómo le explicas al hombre con el que te casaste para formar una familia, que no le vas a poder dar eso?

¡No soy capaz de darle eso! Lo único que yo tenía que hacer aquí; era embarazarme, parir al menos dos niños en los años venideros. Lo único que yo tenía que hacer era amamantar y cuidar a nuestros bebés, grabarlos cuando hicieran balbuceos típicos de bebé o rieran dormidos.

Oh dios...mi Noah nunca va a tener una niña como yo.

Y yo, ya no soy capaz de ver un rostro pequeño lleno de pecas.

No termine de hablar con mi doctora, tan pronto como empezaron a desmoronarse todas las fantasías en mi cabeza... tome mi bolso y salí ahí. No soportaba estar escuchándola, el rostro de mi bebe era lo único que invadía mi cabeza. Tal como lo había hecho desde que nos habíamos mudado.

Cuando llegue a casa todas las cosas que me rodeaban se vinieron abajo. La casa con tantas habitaciones donde le había dicho a Noah que nos iba a faltar espacio dentro de 10 años se veía ahora vacía, el pulido piso de madrea, las dobles puertas de madera oscura, las paredes blancas esperando cuadros familiares... todo tan limpio, nuevo, inmaculado, silencioso... y solo.

Mi casa siempre estaría sola.

En la belleza de mi casa pude ver niños, mis niños no nacidos corriendo uno detrás de otro. Pude ver esas mejillas rojas por el esfuerzo de seguirse el uno al otro, pude ver sus sonrisas incompletas con los dientes de leche, esas manitas regordetas alzarse y buscarme. Pude ver esa pequeña boca moverse y llamarme...

Mamá.

Yo debía ser capaz de agacharme y tomar a ese sonrojado niño en mis brazos, Noah debía ser capaz de alzar a nuestros hijos, yo debería ser capaz de decidir si tener más o no de esos niños.

Yo debería ser capaz de entrar a la habitación de mis hijos y contemplarlos por el puro y sencillo placer de que esa noche quería buscar todas las similitudes con Noah y conmigo.

No le dije a Noah que fui al médico, no puedo decirle. De alguna manera las palabras están dichas en mi cabeza pero cuando lo veo y voy a abrir la boca se quedan adentro, no sale el sonido de mi voz. No me atrevo a romperle a él este cuadro perfecto que hemos formado los dos, Noah se ha esforzado tanto por nosotros; defendiéndome de su madre, ayudándome con la casa, siempre estresado por el trabajo, solo tiene descanso conmigo un día a la semana, ¿Cómo voy a robarle su poca felicidad? Pasará sus ratos libres a mi lado consolándome por esto y presionándose más. Va a terminar enfermándose.

Con mi madre si pude hablar, escucho mis balbuceos cuando no fui capaz de pronunciarlo y solo llore por el teléfono, me tranquilizo cuando la culpa me estaba comiendo y lloro conmigo. Y no pude, no puedo decirle a Noah, no todavía. Él siempre está trabajando tanto, se estresa tanto... y no es justo que yo aparte de ser su mantenida esposa, no pueda resolver esto. Soy su otra mitad, soy su esposa, su apoyo... y debo hacer tanto como él hace por este matrimonio.

Fui a ver otro especialista.

El médico me explico que mi alarma inicial era entendible, que el trauma de esto no es algo para tomar a la ligera, me recomendó ver a un psicólogo desde ya.

Volvieron a hacerme los mismos análisis, obtuve resultados diferentes. El medico fue muy insistente conmigo en que no soy estéril. Solo tengo problemas hormonales... le falto incluir la palabra graves.

Puedo iniciar un tratamiento pero me aconsejo decírselo a mi marido para que me apoye, no tengo el valor para abrirme y tome la decisión como una cobarde en no hacerlo, prefiero hacer esto yo sola que ver su angustia en el consultorio. 


No todo fue MaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora