Capítulo 5 - No me hagas esto

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Mamá tiene mucha fe en el diagnóstico del doctor. Yo también.

Tuve que ir a algunas sesiones con una psicóloga en la ciudad. Su precio no era alto y se especializaba en el trato con mujeres. Hablar con ella me brinda mucha fuerza y gracias a ella hable con Rebecca sobre mi problema. Estaba necia a decirle a alguien. Rebecca es más sensible para estas cosas y me dio un abrazo muy largo cuando le confesé mis miedos.

Todavía no quiero decírselo a Noah, mi tratamiento empezó esta semana y lo difícil no es el tratamiento si no esperar los resultados. Mi doctor dice que debo entender que puedo embarazarme pero es complicado e incluso están las probabilidades de que no conciba o mi cuerpo aborte el "producto".

Me siento un poco mal porque durante la semana del tratamiento he estado buscando a Noah más para sexo que otra cosa, trato de no mostrarme ansiosa o necesitada... él tampoco se queja de mi estado continuo en celo. No lo estoy usando, solo lo protejo de esto porque Noah ya tiene mucha presión por el trabajo. Se está haciendo común últimamente llegué tarde, pero los domingos son sagrados, por más cansado que esté Noah me tiene en sus brazos cada mañana y ahora hacemos el amor de una manera más dulce, es como si los domingos por la mañana hacer el amor es ahora nuestra nueva tradición.

Las cosas con él también cambiaron, Noah se ha vuelto más maduro que antes, pero yo también. No he vuelto a usar jeans pintados o rotos, mis blusas de tirantes tampoco existen. Para dormir uso ropa "decente" y para el diario visto como una respetable esposa, juvenil... pero formal. Creo que es la edad y la vida más adulta que estamos llevando Noah y yo. Admito que extraño ir a surtir la despensa con él pero por algo tengo la camioneta, a si... la camioneta hippie tuvo que morir y la mandamos a pintar de color vino. Mi suegra no ha venido de visita; y ya que mis padres no han podido visitarnos, nos pusimos de acuerdo para pasar la navidad con ellos. Sera una descortesía con mis suegros pero Noah dice que es justo ya que su mamá pasó mucho tiempo hostigándonos primero, además el papá de Noah no va a tomar vacaciones. No vamos a pasar las navidades solos con mi suegra, hemos tenido una racha muy estresada y ni loca pienso terminar el año con ella. Sería como el jefe final de un largo juego de terror. No, gracias, en casa de mis padres estaremos más cómodos.

Últimamente Noah discute mucho por celular, en nuestro último domingo juntos estuvieron llamándolo todo el día, Noah estrelló el celular. Le enojó que el poco tiempo que tenemos juntos se pueda contaminar por el trabajo. En algún momento temí que Noah se hiciera como su padre, pero no. Noah si me presta atención, está pendiente de mí, tiene interés en este matrimonio. Mi suegro es un hombre de trabajo e imagen, no le molestó que me casara con su hijo, no estaba feliz pero tampoco molesto e incluso reconoció que yo era una buena muchacha para su hijo.

No le guardo rencor. Me respeta y yo lo respeto, además nunca me reclama mis desplantes a su esposa, en alguna ocasión hasta le saque una sonrisa por ellos.

Faltan unos pocos días para el cumpleaños de Noah, quisiera que en esa fecha aprovechemos para hacer una fiesta en casa, recuerdo que cuando trabajo con su padre para él era importante hacer fiestas sociales. Noah dice que los hombres en esas fiestas también se cuentan chismes pero son más sutiles y todo es relacionado al trabajo y oportunidades en este.

Ojala pudiera darle la noticia de un bebé para su cumpleaños, pero como seguramente no será posible... esta vez tendrá que ser un regalo sorpresa diferente..

Prepare todo con anticipación para su cumpleaños, la fiesta no se pudo por más que le insistía a Noah, dice que es muy nuevo en la empresa para darse ese alarde como gran jefe haciendo una fiesta en casa. Supongo que es la humildad de Noah hablando, deje el tema y me enfoque en celebrarlo los dos solos.

El cumpleaños de Noah era entre semana, por lo cual después de felicitarlo en casa y esperar la llamada de su mamá, lo envié a trabajar con un buen desayuno –me sentí tan cliché-. Justo cuando Noah se fue a trabajar yo comencé con la casa, todo quedaría preparado para una cena romántica por lo que hice la limpieza de rutina y comencé una cena que había visto en el recetario de Elle, ella me dio todos sus tips para hacer la cena sin pasarme de condimentos. Cuando quería Elle puede ser una chef.

La casa estaba limpia, nuestra habitación ordenada y la cama matrimonial pedía a gritos ser usada este día, la cena solo ocupaba calentarse.

Prepare un conjunto de lencería precioso, iba a obligar a Noah a desabrochar mi sostén con los dientes. Apostaba mi camioneta a que babearía cuando me viera en ligeros.

Cuando estuve bañada, perfumada y con ropa interior pecaminosa; me puse un vestido blanco y delicado, me daba un aspecto elegante y pulcro. Noah me había dicho que hoy no trabajaría hasta tarde porque íbamos a celebrar su cumpleaños. Le envié un mensaje diciéndole que lo recogería del trabajo, procuraba no ir a visitarlo a la oficina a menos que tuviera que. No era correcto que lo distrajera del trabajo solo por algún capricho mío.

Cuando dieron las 5 de la tarde me monté en un taxi, la recepcionista me saludo al igual que alguno que otro empleado. Solo había ido a una fiesta de la empresa con Noah y eso fue cuando se festejó su ingreso a la compañía –fiesta hecha por sus socios-. Desde entonces no se había hecho ninguna otra gran reunión o algo por el estilo, Noah quería verse como un jefe serio y no un joven fiestero hijo de papi. Le di toda la razón.

Pace todos los cubículos de oficina, algunos empleados me reconocieron y sonrieron. Otros no me reconocieron y me dieron un guiño coqueto, no los culpaba... yo iba preciosa. Note que la secretaría de Noah estaba en el corredor hablando con otra chica, me vio de lejos y caminó hacia mí. Llevaba en mis manos una caja con un pastel pequeño adentro, solo para no venir con las manos vacías por lo que no pude saludarla debidamente.

La secretaria aun no me alcanzaba, pobrecita, eso pasa por ponerse tacones de aguja y altos. Pero yo podía solita con el pastel y abrir la puerta.

Abrí la puerta de la oficina. Y ahí estaba mi Noah dándome la espalda ignorante de la puerta abierta y mi presencia. Mi mente no entendió lo que vio. El pastel callo pero no hizo ruido, solo un pequeño "paf" en la alfombra.

La puerta era grande y su propio peso hizo que se abriera en su totalidad, Noah tenía el pantalón hasta los tobillos y podía ver unas piernas con tacones alrededor de Noah. Escuchaba el continuo sonido "paf" "paf" "paf" de sus carnes chocando cada vez que Noah embestía.

No sé cuánto tiempo los estuve viendo, solo podía escuchar las embestidas; una tras otra, solo podía verlo. Sentí mi sangre correr más rápido pero mis manos estaban frías.

Era un silencio absoluto, en ese momento no lo sabía pero la secretaria intencionalmente había abierto la segunda puerta de la oficina, las dobles puertas ahora estaban totalmente abiertas, en ese momento no lo vi, ni lo supe, pero todos los oficinistas que yo había anteriormente saludado; se habían levantado de sus cubículos y veían la misma escena que yo en silencio.

Nadie decía nada, no escuchaba nada. No podía entender que estuviera pasando de verdad.

No sabía si gritar "feliz cumpleaños" o esperar a que me notaran.

En algún momento debió sentir que algo estaba mal, porque la chica salió disparada intentado cerrar las piernas, alejándose y después vi a Noah voltear rápidamente la cara hacia atrás, hacia mí.

La sangre se dreno de su rostro, se veía lleno de pánico.

No vi a la mujer, solo veía a Noah.

Cuando el vio más allá de mí, y abrió más los ojos... fue como si algo en mí se activará y moví rápidamente mis piernas para irme, no llegue muy lejos.

Me encerré en los baños. 

No todo fue MaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora