Tendencia al aburrimiento [Higuel🌼Markyle]

¿Muerte natural?

—Necesitamos más gente en el caso.

Ni siquiera voltee a mirarlo. Seguía jugando con la pluma entre mis dedos y los pies sobre el escritorio que, a pesar de no ser mío lo sentía como tal por todo el tiempo que pasaba en él.

—Sabes que ya me retiré

Y... ahí estaba de nuevo. —Si sigues frunciendo el ceño así te saldrán arrugas en la frente.— Llevé la pluma hacia mi boca y le dí un pequeño mordisco. —Olvídalo, ya las tienes.

—Marco esto es diferente, los asesinatos parecen estar ligados unos a otros y las víctimas...

—Ya me he retirado Kyle— puse un tono de voz más firme que antes, y alejé la pluma de mis labios.

Nuestros ojos se cruzaron y mi amigo volvió a arquear las cejas en señal de enojo. Pude ver de reojo como sus puños se apretaban, las venas en su blanca piel resaltaban por el esfuerzo —¿Es por Hamada?

Bajé mis pies del escritorio y todo rasgo de diversión en mi expresión se esfumó. —Si lo sabes ¿Por qué lo preguntas?

—No puedes dejar todo por lo que luchaste sólo por un omega que te la pone.

Era en ese tipo de situaciones que me molestaba ser más bajo que Kyle, tenía que verlo hacía arriba para mantener ese duelo de miradas que se había gestado de un momento a otro—Sabes que la cosa no va por ahí.

Sus afilados y rasgados ojos no cedían ni un poco a mi negativa, pero lentamente la tensión de sus puños comenzó desaparecer.

Al final se relajó y suspiró. —Lo siento, solo me gustaría que me ayudases un poco, estoy perdido.

Rodee el escritorio y le dí una palmadita en el brazo. —Por ahí hubieras empezado— le regalé una sonrisa a medias y el contestó de la misma forma. —Pero si el policía inútil quiere que le haga su trabajo me tendrá que invitar a comer.

—Eres un idiota.

Esta vez la sonrisa fue mas ancha. Rodee su cintura con mis brazos y recargué mi cabeza sobre su espalda. —Pero soy el idiota más sexy que has visto.

Kyle bufó— El idiota más sexy que he visto usa pantalones de policía.

El chino arruinando el momento, ¿Cuándo no? Odiaba cuando hablaba de su novio. —Los chicos sexys no deberíamos usar pantalones— Me solté y lo seguí hasta la cafetería de la comisaría.

Ambos pedimos un café americano, él le puso dos cucharadas de azúcar, yo cinco. La escena me hizo recordar los tiempos en los que seguíamos esa rutina todos los días como compañeros de trabajo. Cuando creía que un beta podía acabar con todas las injusticias del mundo y Hiro Hamada aún no entraba a mi vida.

A veces... Solo a veces me gustaría regresar esos tiempos.

Nos sentamos en la mesita de siempre, a un lado de la ventana que daba al pasillo de la comisaría.

— ¿De qué se trata?

Parecía como si lo hubiese sacado de su trance, parpadeó un par de veces antes de desviar la vista y al fin contestar mi pregunta.

—Se trata del asesinato seguido de varios alfas

Por primera vez en el día le eché un vistazo más serio a los papeles que Kyle me extendía.

Los alfas no eran una presa particularmente fácil. Cuando se llegaba a dar la muerte de uno lo más probable era que el crimen hubiese sido efectuado por otro alfa, o bien una pandilla de betas u omegas. Lo que me llamaba la atención del caso no era que hubiesen matado a varios de ellos, sino que los habían torturado y aún tras los análisis no se vio señal alguna de forcejeo u oposición por parte de las víctimas —Utiliza una droga.