Atrapados en el Armario → ᴊᴏʜɴᴛᴇɴ

10|Amistades y Regaños

—Entonces, ¿cómo la tiene Johnny? ¿Es tan grande como se rumora?

Chittaphon, quien estaba recostado en su cama, se sentó de golpe, causando una punzada de dolor en su cadera, al escuchar a BamBam.

—¿Tú cómo sabes lo que pasó con el simio?— Preguntó Ten a su pelirrojo amigo mientras lo sacudía.

—No sabía. Tenía mis sospechas, pero ahora, con tu reacción, ya confirmé todo— BamBam sonrío con suficiencia y Chittaphon se dejó caer sobre el colchón.

—Solo no le digas a nadie, ¿ok?

—No te preocupes— BamBam se acostó a un lado de Ten —Pero sí la tiene grande o...

—Podrían dejar de hablar del pene de Johnny, es asqueroso— DoYoung salió del baño junto a JungWoo, el mayor apretaba sus sienes con sus manos.

—Ah pero no estuviéramos hablando del de Taeyong porque hasta callado de quedas.

—E-eso no es c-cierto— DoYoung tartamudeó y sus mejillas se tornaron rojizas. BamBam se burló de él. JungWoo estaba serio, algo poco común, el chico siempre estaba alegre y reía de todo lo que ellos decían. Chittaphon lo notó y sospechaba que tenía algo que ver con DoYoung.

Aunque JungWoo no era el único que no podía sonreír. Chittaphon se habría reído y apoyaría al pelirrojo con otro comentario burlesco, si tan solo fuera capaz de pensar en otra cosa que no fuera YoungHo. Su mente viajaba a la noche anterior, todavía sentía las manos del castaño sobre su cuerpo, la forma en que lo besaba, y como estuvo dentro de él. Y es que quién iba olvidar lo último si por culpa del estúpido poste con patas no podía ni sentarse.

—Oye, ¿estás bien?— BamBam notó su seriedad y lo miró con preocupación —Sé que estamos bromeando de lo sucedido, pero si Johnny te hizo algo malo, siempre podemos llamar a la policía e ir a quemarle la casa— el pelirrojo se puso de pie y sacó su celular.

Chittaphon estaba a punto de reír hasta que se dio cuenta de que BamBam hablaba en serio. Ignorando el dolor en su cadera, se levantó y con rapidez arrebató el celular a su amigo. Éste se sorprendió.

—No hay necesidad de quemar ni llamar a nadie.

—¿Acaso el estúpido de Johnny te amenazó? Porque con más razón tenemos que llamar a la policía— DoYoung intervino y Ten negó.

—No me amenazó y no me hizo nada de lo que ustedes creen— BamBam y JungWoo se relajaron mas DoYoung lo seguía mirando con sospecha —No me hizo nada que yo no quisiera.

Todos miraron sorprendidos a Chittaphon. Y él no podía culparlos. Ni el mismo sabía lo que estaba diciendo. Él echaba la culpa al alcohol, aunque muy en el fondo era consciente de que eso solo era un pequeñísimo porcentaje de la verdad.

—¿Esa era tu gran broma? ¿Tener sexo con Ten? ¿En serio?— Yuta reprochaba a Johnny sus acciones. El japonés sabía que no era una buena idea dejar que su alto amigo continuara con sus planes para hacerle bromas a Ten.

—Antes de que me sigas regañando déjame decirte que eso no era parte del plan— Johnny usó eso en su defensa, Yuta suspiró tratando de mantener la calma y no golpear al castaño en ese instante.

—No era parte del plan, pero bien que te lo cogiste, ¿no?

El más alto iba a protestar, pero se quedó callado. Yuta tenía razón. No obstante, YoungHo no pudo controlarse. Es que el ver a Chittaphon tan vulnerable lo hizo perder la cordura.

Yuta tamborileaba sus dedos sobre la mesa, estaba molesto, desesperado y sobre todo preocupado.

—¿Ya sabes qué le vas a decir a JaeHyun?

—Él no tiene porqué saberlo. Es más, ni tú deberías saberlo. Le prometí a Chittaphon que no le contaría a nadie así que siéntete afortunado.

—JaeHyun es nuestro amigo, además es el ex del tailandés. ¿No crees que merece saber lo que pasó?

Johnny lo pensó. JaeHyun era uno de sus mejores amigos, pero no podía decirle, lo prometió a Chittaphon y no quería perder su meñique, porque conociendo al pelinegro, estaba seguro de que lo cumpliría.

—Tienes que decirle, JaeHyun merece saberlo.

—¿Merezco saber qué?— Yuta y Johnny voltearon hacia JaeHyun quien se acercó a ellos y se sentó a su lado con una sonrisa —¿Y bien?

Yuta miró a Johnny con desespero y el más alto trago grueso.

«San Jeno protégeme...»