II

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La insistencia de Midoriya a veces lo aturdía. Mira que invitarlo a beber cuando estaban a nada de las evaluaciones parciales del semestre.

Era consiente que su amigo lo hacía por distraerlo, sacándole de su rutina y zona de confort pero a él no le agradaba mucho.

-¿Has ido antes allí? -preguntó interesado.

-Sí, fui con Iida la primera vez. Es un bar cualquiera pero tocan muy buena música, pensé que te gustaría -Contestó el peliverde.

Bajaron del metro sin mediar una palabra. Caminaron tranquilos largo rato, la vida en el barrio de Shinjuku era muy activa los viernes, pero ellos no participaban en el escándalo.

Todoroki sacó un cigarrillo de su polera, colocándoselo en la comisura de sus labios.

-Deberías dejar eso Todoroki -interrumpió Midoriya-.

- No fumó tanto, sólo es uno. -Contestó.

Llevaba aproximadamente 3 años fumando, no era un adicto sin embargo solía fumar al menos 4 cigarrillos a la semana.

A Midoriya Izuku -entrañable amigo del albino- no le gustaba para nada que su amigo fumara, aunque a Todoroki tampoco le agradaba que Midoriya bebiera alcohol.

Antes de poder discutir el sonido de un celular los interrumpió, era una llamada de Fuyumi, hermana de Todoroki.

-Entiendo, ¿necesitas que vaya ahora? Estoy con Midoriya -hablaba por la bocina mientras el pecoso lo miraba curioso.

-Lo lamento mucho hermano, prometo que lo recompensaré. Hoy la jornada fue más larga de lo que pensé. No podré llegar por Misa -dijó avergonzada- se verán en la estación. Le avise a una de las mamás de sus compañeras.

-No te preocupes Hermana, yo voy por ella.

-Gracias Shõto, te debo una -habló su hermana agradecida- nos vemos en la casa.

Corto la comunicación y se dirigió a Midoriya.

-Lo siento Midoriya, ha surgido un imprevisto y tengo que ir a recoger a Misa. -Lo miro con su semblante serio-.

- No hay problema. Puedo acompañarte -mencionó amable-.

-Tranquilo, recojo a Misa y regresó a casa. Te debo esta salida, podemos vernos el próximo fin. -Contestó mirando fijamente al peliverde.

-Jajaja me asustas -empezó a carcajearse el menor- está bien, sólo por hoy aplazamos nuestra reunión. Corre ve por Misa.

-Me voy entonces, cuidate Midoriya.

Empezó a caminar en el sentido opuesto del que iba, apenas cruzó el primer semáforo comenzó a granizar de forma estrepitosa. Para no mojarse  se refugió debajo de una lona. Le marco a su hermana para avisar de su ligero retraso, ella lo tranquilizó diciéndole que Misa aún estaba en la escuela, decidió esperar allí hasta que las incesantes bolitas de hielo dejarán de caer del cielo.

Cuando la "llovizna" se detuvo camino a paso apresurado por las calles, no quería hacer esperar a Misa. Al pasar en frente de muchos establecimientos sintió como sin aviso su ropa se empababa, miles de gotitas cayeron sobre su abrigo y cabello.

Al principio imagino el agua de las azoteas desvordándose y dando a parar sobre el pero cuando vio a un rubio cenizo que sacudía con insistencia una sombrilla antes de entrar a un local supo que él había sido el culpable.

Mi recompensa eres tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora