Capítulo I. Reconocimiento

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El sol casi se ocultaba, no era tan tarde, las campanas de la catedral sonaron seis veces sobre las cabezas de Dante y Martha, dos universitarios que caminaban hacia un extraño portal de luz, blanco brillante y sin bordes definidos, del otro lado, yacía el centro de Tokio, donde Yen su amigo, estaba esperándolos en el parque Sakura.

 Ellos seguían un corredor de concreto, un parque repleto de arbustos y enormes cerezos sin hojas daban una pincelada siniestra al no escuchar sonido alguno más que los zapatos de Martha y las botas de Dante.

- El clima está cada vez más frio- habló Martha con una voz quebradiza y se encorvó para cubrirse con sus brazos. Su vestido blanco ondulaba. Siguieron camino al frente.

- Ciertamente...- contestó Dante mirando el cielo de un tono grisáceo y nuboso. -Casi llega el fin del otoño- dijo, miró a Martha. Él portaba una chaqueta roja que, junto a su demás vestimenta, conformaba un traje de batalla, se la quitó. El joven caballero, la colocó sobre los hombros de Martha, resguardando sus manos dentro de su pantalón.

- Muchas gracias Dante...- ella se intimidó un poco, sus mejillas se tornaron rosadas.

 Dante levemente sonrió, continuaron.

 Las farolas se encendían una a una por el camino de hojarasca y arbustos. El aire frio rasgaba la piel de ambos chicos al adentrarse cada vez más.

 Conforme seguían avanzando hacia su compañero, más personas caminaban, casi todas parecían estar felices.

 Los niños corrían alegremente, había personas recostadas en el pasto, otros, disfrutaban del tiempo con sus amigos. A la vista del crepúsculo, pinceladas de amor se reflejaban.

 Dante, cerraba sus puños, nervioso. La chica amable a su lado, parecía más estar preocupada, su corazón se aceleraba.

- Dante, a veces, solo quisiera que... -

Ella fue interrumpida inesperadamente, pues en un pestañeo, una enorme columna de humo y fuego se extendió al fondo de aquel parque, ambos sabían que era lo que estaban esperando.

 Corren para adentrarse en aquel lugar y su próximo campo de batalla. Las columnas de fuego saciaban, pero el horrísono y aguado chillido de un ser de pesadillas rompió la escena, Dante y Martha escuchan a las personas que estaban ahí, corrían aterrorizadas pidiendo auxilio.

- ¡Iré primero! - gritó Dante, él extendió su mano izquierda a su lado y recreó una espada larga de estructura muy firme y pesada, Dante la toma para dirigirse hacia su objetivo con rapidés.

 Un ser de otra dimensión parecido a una serpiente denota la presencia de este varón, por lo que momentáneamente lo detiene con un muro de llamas ardientes creado desde sus fauces.

- ¿Crees en verdad que eso me detendrá? – sonríe. Camina sin problemas por el centro del muro de fuego, pero al pasarlo, su oponente ya había avanzado demasiado hacia el sur del parque.

 Dante corría tras los gritos y las llamas de fuego. Martha intentaba buscar un ángulo oportuno para el ataque.

 El escenario comenzaba a mancharse de rojo cuando de golpe la larguísima lengua de la bestia escamosa enrolla a un niño que trataba de salir de ese parque aterrado, en sus últimos intentos, él trataba de zafarse por lo menos, las lágrimas de sus ojos se escapaban desesperadamente, en su final, se encontraría frente a su prematura muerte.  

 La serpiente traga a su presa y entre sus alargados dientes y hocico enorme, se escucha un melancólico grito y el crujir de sus entrañas, aquél joven humano, había sido devorado por ese ser.

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⏰ Última actualización: Apr 23, 2020 ⏰

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