Quattro.

34 7 12
                                        

La cabeza de aquella persona fue otra vez sumergida en el agua, haciendo que apretara las mando alrededor del cubo. Sus nudillos se volvieron blancos a la par que sentía sus pulmones quemar por la presión, llevaba más de una hora sufriendo aquello y ya sólo quedada en su interior el instinto de sobrevivir.

Una pisada sobre su espalda hizo que se hundiera más en el cubo de agua helada, tras un minuto y medio en esa postura sintió como su cuerpo se adormecía y perdía la fuerza en sus brazos lo que provocó que soltara el cubo.

El del zapato sintió como el cuerpo se volvía flácido ante su pie y con rapidez sacó la cabeza de aquel recipiente. Buscando que reaccionase zarandeo la cabeza con fuerza sin obtener resultados.

Dio fuertes bofetadas hasta que una gran exhalación se oyó y el cuerpo semi inerte comenzó a toser con fuerza.

Cayó al suelo con un golpe duro contra sus rodillas.

-¡Despierta! - el que se encontraba en sus plenas capacidades miró aquel despojo con ira y asco, odiaba cuando actuaba frágil.

Observo como el cuerpo se tiro al suelo y se hizo una bolita buscando desesperadamente oxígeno para sus pulmones.

Su paciencia tocó fondo, con velocidad se giró y fue a una de las paredes donde había colgado todo tipo de artefactos y utensilios que tan bien conocía. Cogió una larga y delgada cuerda de cuero negro a la que le recorrían una serie de púas de metal a partir de la mitad de la extensión del artilugio, enrollo la parte segura en su mano y dejó colgando la parte con metal.

Se acercó al cuerpo que seguía en la misma posición, con un rápido movimiento de muñeca azotó aquella piel blanquecina a la que inmediatamente comenzó a brotar le pequeñas gotas de sangre.

El chillido de dolor fue mitigado por el sonido de otro latigazo que fue a parar en la parte trasera de sus muslos rozando sus nalgas, la sangre corrió con más fuerza.

La persona emitía quejidos ahogados por su bajo rendimiento pulmonar, se sentía morir pero no podía expresarlo.

Con desesperación cambio de posición buscando una que fuera menos dolorosa, pero se vio interrumpido cuando una mano agarró su cabellera con fuerza tirandola hacia arriba, se mordió el labio para no gritar de dolor.

-Sabes cuánto odio cuando actúas de esa manera, mala puta - el hombre miró aquel rostro celestial marcado por la angustia del dolor, se acercó más y dio un ligero y morboso beso sobre los labios de su víctima - te has portado mal bebé y ahora papi tiene que castigarte - soltó la cabeza de golpe haciendo que la persona se tambaleara hacia atrás - de rodillas.

En menos de un segundo obedeció e ignorando todo el dolor de sus muslos se arrodilló, miró al hombre quien al ver sus deseo cumplido se giró y fue a colocar el cuerda en su sitio y en sustitución cogió una simple correa, de nuevo, de cuero.

No perdió un segundo cuando empezó a azotar, con el látigo dando en distintas partes de la espalda de su víctima, esta tenía sus manos en forma de puño colocadas sobre la parte delantera de sus muslos y se mordía el labio inferior con fuerza sintiendo el característico sabor a hierro llenar sus papilas.

-No te silencies, quiero escucharte bebé - a pesar del tono suave con el que lo había dicho sabía que aquel comentario era más una advertencia ,asi que soltó su labio encajando justo el momento cuando recibía otro latigazo.

-¡Ah! Papi duele~- su voz se apagó conforme pronunciaba las palabras.

-Te encanta ¿verdad? - un golpe y otro más cuando no escuchó respuesta alguna - ¡reponde mierda!

RIPOSA IN PACE  [NAMJIN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora