Entrando en mis pulmones con tu sinuoso movimiento,
que me cautiva,
que me llama.
Seque no me convienes, pero no puedo resistirme a tus encantamientos.
Dame más de tu ser.
Tu blanquecino y etéreo cuerpo me clama por más.
Sales tímidamente de entre mis dedos, de ese bastón envenenado
fruto de los pecados de la mente.
Poso mis labios delicadamente sobre el papel, aspirando tu dulce aroma.
Noto como entras en mi, este sentimiento me hace sentir vivo,
que nada puede dañarme, mientras estés conmigo...
ningún problema podrá irrumpir en mi coraza de humo.