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Al día siguiente llegue temprano a la clase de karate, quería estar cerca de ella, practicar con ella, oler su cabello. Ese día, las puertas del infierno se abrieron, y Tim Rayers, pasó por ellas. Nuestro maestro de karate nos hizo cambiar de pareja para asegurarse de que estamos a el mismo nivel con cualquier otra persona. Ahora Rosemary trabajara con Tim, es un tipo alto, rubio, pelo largo...y yo trabajare con David, el chico que mas suda de toda la ciudad, lleva bigote desde la guardería. En ese momento, todo lo que veis seguro desapareció, era como si el karate ya no fuera lo mismo sin ella.

- ¿Y que tal es ese tal Tim?- le pregunte a la salida de la clase.

- Es mucho mejor que yo. Quiere que practiquemos juntos.

- Ah... Eso es...genial. ¿Y tu crees que podríamos vernos pronto?

- Hoy no, tengo clase de violonchelo.

- ¿No eran los sábados?

- Martes y Sábados. ¿Que tal si te llamo?

- Claro.

Nunca he estado tan pendiente del teléfono en toda mi vida. Hasta que sonó y mi padre lo cogió, no era ella, al poco rato volvió a sonar, esta vez no tenía la ilusión de que fuera ella, pero si era.

- Hola- dije.

- Te dije que llamaría.

- ¿En serio? Ya ni me acordaba.

- ¿Que harás mañana por la noche?

- ¿Mañana?

- Si, es verano, no hay que ir a la escuela...

- Claro, no hare nada.

- Mis padres me llevarán a un concierto y me dijeron que podía invitar a quien quisiera, ¿te gustaría venir?

- Claro me encantaría, hasta entonces.

Dijo que llamaría y llamó, no fue producto de mi imaginación. Y mañana iré a un concierto con ella por la noche.

Ese día me duche, me peine y me puse mis mejores galas.

- Estas muy guapo tigre.- me dijo mi madre.

- Ya lo se. Me están esperando abajo. Me voy.

- Divertíos.

Cuando llegamos me senté junto a ella y empezaron a cantar una canción de amor. Mire su mano apoyada en la silla, alguien tiene que dar el paso en esta relación o si no Rosemary siempre sera una simple compañera de karate. No se cono tuve el valor, pero toque su mano y la agarré. No sabia que mi mano tuviese la capacidad de producir tanto sudor, pero estaba dispuesto a sujetarsela todo el tiempo posible. De repente me soltó la mano, ¿eso que significa? ¿Significa que le odio? ¿Me tendrá asco? ¿Estaré hiendo demasiado rápido? Rosemary se limpio la mano en el vestido y me volvió a dar la mano. Todas esas cursis canciones de amor, las entendí. Una vez llegamos al portal de mi casa:

- Bueno, en lo que se despiden nosotros vamos a comprar leche para el desayuno de mañana -dijo su madre.- Gracias por venir Gabe.

- Gracias a ustedes. -dije.- Tus padres son geniales.

- La gente dice que algún día voy a odiarlos.

-¿Crees que los harás?

- Seguramente, es lo que dice la gente.

Vamos Gabe es el momento, ella sabe que es el momento, hasta sus padres saben que es el momento, vanos bésala, ¿Que me lo impide? ¿Sera que tengo miedo de los piojos?

- Me gustaría que vinieras a la boda, va a ser tan aburrido...- me dijo.

- Si, me gustaría verte llevar las flores.

-Parte de mi sabe que voy a tro...

No pudo terminar la frase, porque en ese momento la bese. ¿Lo hice bien? No lo se.

- Yo...yo tengo que irme.- dijo.

No se si hice bien, ese momento se repetía una y otra vez en mi cabeza, ¿fue demasiado rápido? ¿Fuerte? ¿Asqueroso? Tal vez esto sean los piojos.

Abc de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora