El vigésimo cuarto día.

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El vigésimo cuarto día quise ir a buscar el traje que había alquilado a la lavandería. Quería probármelo para tener una idea de cómo podría combinarlo para que quede bien con mi nuevo tono de pelo.

Pero cuando pregunté por él no lo encontraron. No aparecía por ningún lado y asumieron que alguien se lo había llevado por error. Me dijeron que cuando lo devolvieran reportando que no era suyo me avisarían pero yo ya no tenía esperanzas. El plan estaba desmoronándose.

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