El trigésimo día.

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El trigésimo día quise irte a buscar al aeropuerto con Jimin y Jungkook.

Pero las cosas sucedieron de otra forma.

Jimin y Jungkook llegaron a nuestra casa decididos a que yo siga los pasos de nuestro plan de recibimiento al pie de la letra. Me alcanzaron la ropa que habíamos comprado días antes, y luego me subieron al taxi a toda velocidad.

Y en lugar de dirigirnos al aeropuerto fuimos al restaurante que me había recomendado Hoseok. Hicieron caso omiso de todas mis quejas sobre irte a buscar. Me mantuvieron quieto en mi lugar hasta que llegamos y entramos al lugar. Recuerdo muy bien estar en completo estado de nerviosismo al creer que estaba llegando tarde a buscarte.

Hasta que te vi.

Entraste al restaurante como si lo hubieras ensayado un millón de veces, y te dirigías hasta mi. Me hablabas de cuanto me amabas, de cuanto me querías y de lo feliz que eras conmigo. Hablaste de un montón de momentos que vivimos juntos, de la vez en que te regalé flores y te hinchaste como globo, de cuando intenté seducirte con una banana... Fue imposible no emocionarme cuando en el fondo, mientras decías todas esas hermosas palabras, se reproducía un video con nuestras fotos. Me estabas emocionando tanto que estuve a segundos de llorar. Eran las fotos que yo había perdido.

Estuve a punto de llorar, de no ser porque Jimin comenzó a bailar.

Y todo se volvió confuso para luego cobrar sentido.

Su lesión era un engaño. Así como la voz de Jungkook, quien comenzó a cantar.

Me sentí confundido, emocionado y desorientado, ansioso y feliz, todo al mismo tiempo. Y luego todos aquellos bailarines con quienes yo había practicado estaban en la habitación bailando esa misma coreografía. Cantando esa misma canción que yo aprendí.

Y ahí estabas vos invitándome a bailar y cantar. Y ahí estaban nuestras familias y amigos sentados en las mesas alrededor. Y ahí estaba el pastel que yo le había pedido a Seokjin desde un principio.

Y ahí estabas vos.

Con Yeontan y Holly.

Con un anillo de compromiso igual al que yo iba a darte.

Con la propuesta de amor más hermosa que alguna vez pude haber escuchado. Con las palabras más emocionantes que pude haber recibido. Con esa sonrisa insegura tan encantadora tuya.

Pidiéndome que me case con vos.

El trigésimo día estaba planeado ser un día normal.

Pero me comprometí con vos.

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