Fingía no observarlo por el rabillo del ojo y que su frialdad no le afectaba. Era consciente de que fue ella quien pidió alejarse dos semanas atrás, pero eso nunca significó que le agradara la idea.
No obstante, así como él estaba cumpliendo lo prometido, Saira también era terca con su decisión de protegerlos a ambos para evitar heridas graves, aprovechando cualquier excusa para no estar en la misma habitación que él.
Ese día su pretexto para huir de Anthony era acompañar a su madre y su tía Rosa al mercado, a comprar adornos para el cumpleaños de la abuela. Saira iba caminando algunos metros detrás de ellas para no interferir con la plática entre hermanas.
Todo iba bien, hasta que atravesaron un pasillo colmado de negocios esotéricos.
—Lamento mucho tu dolor, alma viajera —habló una mujer desde el mostrador de su local.
Saira frenó unos segundos para mirarla con desagrado. En sus reencarnaciones era normal coincidir con individuos que percibían lo que otros no. Algunos solo querían saludar o hacerle preguntas, pero ella los odiaba a todos...
Varios no sabían cuándo cerrar la boca.
—Este castigo que la bruja te obligó a cargar es terrible. Pero no tenía malas intenciones, solo deseaba darte una lección. Estoy segura de que si viera cuánto te ha lastimado, jamás se habría atrevido a...
Saira atravesó el local en cuestión de instantes, hasta quedar cara a cara con la mujer.
—Yo en tu lugar me callaría ahora mismo —bramó casi fuera de sí—. No sé por qué pensaste que tienes el derecho de opinar acerca de mi pasado, pero no lo tienes. Debes parar o vas a conocer lo que aprendí en la guerra hace varias vidas, ¿entendiste?
No tenía duda de que sus ojos, su rostro y voz igualaban la ferocidad de un diablo. Mas al recordar su primera vida, los errores que cometieron su amado y ella al no luchar lo suficiente por un futuro juntos, y el fatídico encuentro con una bruja indignada al presenciar aquel desperdicio de sentimientos, hicieron pedazos su espíritu.
—Perdóname, no quería ofenderte —se excusó la mujer—. Creí que necesitabas algo de empatía.
La joven solo negó y dio media vuelta, lista para irse.
—Aunque eres muy afortunada —añadió aquella persona impertinente—. Ningún ser ha amado a alguien tanto como él te ama a ti.
Escuchar esa afirmación le quitó las fuerzas para regresar y golpearla, incluso para responderle algo.
Las palabras retumbaron en su cabeza durante todo el camino a casa, y empeoró cuando, al dirigirse a su habitación, pasó por la de Anthony, quien tenía la puerta abierta. Estaba leyendo recostado en su cama, e inevitablemente Saira entró al cuarto y carraspeó, anunciando su presencia.
Él levantó su vista del libro para mirarla, entre enojado y confundido.
—Aún no conoces el Parque Fundidora, ¿verdad? —dijo ella—. Hace buen clima, ¿quieres ir?
—¿Contigo?
—Sí...
Aguantó la respiración ante su silencio. Sin embargo, dio un suspiro al verlo esbozar una sonrisa.
—Dame cinco minutos.
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La siguiente es la vencida
RomanceSaira y Anthony se conocen en una fiesta organizada por sus familiares. O al menos, eso es lo que todos creen. Porque las almas de ambos llevan siglos buscándose y amándose. ~Historia escrita para el Concurso de San Valentín 2019~ ~¡Historia desta...