Capítulo 5: El Deber

48 5 0
                                    

Stannis Baratheon

Stannis Baratheon odia Desembarco del Rey. Detesta su olor, sus gentes, sus establecimientos, su comida, su fortaleza y el Aguasnegras. De hecho solo hay dos cosas que Stannis ama. El cumplimiento de su deber y su casa. No la pequeña Isla de Rocadragón, sino su verdadero hogar. Bastión de Tormentas, donde nació y creció. Y todavía dos quincenas después de regresar a Desembarco del Rey, su hermano sigue sin recibirlo. Robert sabe que Stannis va a molestarle con un asunto que para él, está más que zanjado. Bastión de Tormentas. Y no solo eso. A Stannis no le hubiera importado recibir el cargo de Capitán de los Ejércitos, de hecho hubiera perdonado lo de la fortaleza ancestral de su familia. Pero no. Robert se lo dió a Eddard, este lo rechazó y tuvo la magnífica idea de ensalzar a Tywin Lannister. La persona más manipuladora, intrigante y ruín de todo Poniente.

Stannis abandona sus aposentos. Vuelve al embarcadero a cumplir su deber como consejero Naval: aprobar la construcción de nuevos navíos, asegurar las rutas comerciales y si se pone muy interesante, mandar una escuadra tras algún pirata o contrabandista. Al salir se encuentra con Ser Barristan que le saluda cortésmente, Stannis solo hace un gesto con la cabeza de pura indiferencia. Coge un caballo, un mozo se lo ensilla y acompañado de dos guardias, se lanza al trote hacia la desembocadura del Aguasnegras. Un mendigo le pide por los Siete alguna moneda, Stannis le lanza un dragón de Oro. El pobre hombre sorprendido se lanza a abrazar a Stannis. Craso error. Este recibe una pata por parte del Príncipe de Rocadragón. El Príncipe de Rocadragón por poco tiempo, pues al parecer Cersei lleva ya cierto tiempo embarazada. Aunque Robert no lo ha querido hacer público. Seguro que quiere hacer un torneo en honor a su hijo recién nacido, lo que hará las delicias de la plebe.

Por fin llega al puerto. Allí Davos Seaworth le espera con los objetivos del día.

-Mi señor. Aquí tengo la lista a cumplir hoy.

-¿Algo destacable? Ser Davos.

-Lo de siempre mi señor. Comerciante pidiendo permiso para desembarcar su mercancía, los dromones, que están en su última fase de construcción y se ha avistado una escuadra pirata de los Peldaños de Piedra que hundió uno de nuestros galeras patrulla antes de darse a la fuga.

-Dad la orden, con tres galeras será suficiente. -Contesta Stannis fríamente.

-Todos están operativos a excepción de la Orgullo Baratheon. Abandonó el puerto con permiso real una quincena después de vuestra marcha.

-¿Cómo? ¿Y por qué no se me ha informado de su marcha hasta ahora? ¿Dónde diablos está?

-Varys no nos dio ninguna explicación, mi señor.

-¿La araña? -Stannis comienza a rechinar los dientes hasta que frena en seco. La Orgullo Baratheon se vislumbra al horizonte. -Parece que ya está de regreso. Voy a tener más que palabras con el Capitán. ¿Cómo se le ocurre partir sin informar a su superior? Se va a enterar de quien es Stannis Baratheon.

A Stannis le falta tiempo para acercarse al barco una vez atracado. Se dispone a dar una reprimenda legendaria al Capitán cuando, para su sorpresa Jon Arryn desciende del buque.

-Lord Stannis. Muy amable venir a recibirme.

-Lord Mano -Refunfuña Stannis. -Creía que se me había nombrado Consejero Naval y por tanto Lord Comandante de la Flota Real, ambos cargos siempre han ido unidos. ¿Por qué no se me ha informado del uso de una de mis naves?

-Partí a Dorne en misión del Rey.

-Cuyo objetivo por supuesto no me vais a revelar. No me molestaré en preguntar. -Bufa Stannis.

Historia de una HistoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora