Día 13

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¿Qué pasa cuando tocas a una rosa sin guantes?
Bueno el plan estaba en marcha desde que me levanté, me lave el rostro, me acomode el cabello aún mejor que con la coleta que siempre ocupo.
Mis padres lo notaron, el perfume hizo su trabajo, las uñas las tenía muy bien retocadas, me valía lo que la gente viera.

¿Soy una porquería?
¿Se atrevieron a compararme con Marinette?
¿Me culpan por lo de Nath?
¿Porque?¿Porque soy hombre?¿Porque tengo diferentes preferencias y formas de pensar?

¡¡Al diablo entonces todo!!
Di vuelta a una cuadra antes de la escuela, espero mamá me perdone pero le he urtado su bolsa de maquillajes.
He de admitir que el delineado no es lo mío, pero en fin, los lentes ocultaton ese detalle, una pequeña falda, una vieja sudadera que compré ayer en una rebaja de garaje. Mi cabello largo lo solté, no me había dado cuenta de que ya lo tengo hasta las medias puntas de los hombros, me puse pestañas postizas, y un poco de labial rosa seguido de un poco de rubor.

Ya se, tal vez no era la dulce Blancanieves Marinette Dupaing Cheng, pero es lo más parecido que pude ser respecto a los "delicados gustos de Nathaniel".

Mi yo está muerto está semana, he avisado de que mi padre me odia para decirle que me quedaré con una prima, realmente no es la verdad.
De mis pocos ahorros me he venido a refugiar en una posada a unas cuadras de la ciudad, pero eso es otra historia.

Y hablando de ello, mi don se a convertido clave en lo que creo será el triunfo de mi venganza.
Una falsa carta de recomendación por parte de mi padre, es fácil hacer pasar su firma por mis dedos, es fácil saber o más bien creer que uno de los alumnos que trabaja en taller se haya dado en un intercambio escolar, si ya se, ni siquiera yo puedo digerir que mi primera fase del plan de comenzar.

Prácticamente Marc Anciel se murió. Al menos fue una alivio para los chicos, no sé cómo pero logré que me asignarán al aula de Nathaniel.
Fue lo mejor, se que sus padres lo obligaron a ir al menos para terminar el curso que ya se había pagado.

¿Cómo me presenté en el salón?

Bueno, Merry Fleury, un gusto para los nuevos amigos y las nuevas industrias del arte moderno.
No sabía si correr o gritar que era mentira y mucho menos cuando note a todos los tarados que se encontraban presentes, aún no sé cómo lo logré pero pese a que todos me sedian su asiento ninguno de esos me interesaba, me interesaba más estar junto de Nathaniel, de mi había salido una voz aguda, solo serán unos días y espero no dejar mi real yo a un lado, en fin, mi "dulce voz" hizo que la señorita Boustier me sentará al final del aula, no junto a él pero ya era una formalidad.

La clase se veía vacía a decir verdad, es un grupo más comportado que el mío, hasta resumbo en mi mente pedir que me cambiarán de salón pero con lo que iré a hacer seguro que no es buena idea, mejor es ir a ver papeles para otra escuela.
Nada fuera de lo común, pero mi costumbre es exquisita en esto y solo pude sacar mi celular y empezar a grabar la clase mientras sacaba un nuevo cuaderno y trataba de marcar trazos en este.

Demonios, de solo recordar que intente dibujar me dolía la cabeza, escribir es mi segunda identidad pero el dibujar no es mi estilo, además que no se ni cómo hacer garabatos.
Creo que las chicas lo notaron, y es realmente parte del plan. Una chica rubia presumida y arrogante alardeó a mis espaldas, los chicos me defendieron, incluso uno que se veía apegado a ella y no, no es para nada el enamorado de Marinette.
Da igual, pero aún asi avance un poco. Todos me comentaron el taller. No dude dos veces en subir y ver lo que pasaba.

El maestro tampoco notó mi rostro, bueno en verdad no note ni yo la diferencia, solo sé que así soy todas las mañanas de los sábados cuando no quiero salir de casa, obvio sin maquillaje.
Me sentí junto al experto de la clase, su rostro decía otra cosa, no se veía realmente con ánimos, realmente que sabe actuar sus torpezas.
Si en mi hubiese estado lo había golpeado hasta dejarlo morir frente a todos, por su culpa estoy así, por su culpa mi madre me ve como un bicho, por su culpa no dudo que mi padre quiera quitarme el apellido.
Me trató bien, naturalmente, pero la cruel realidad es que ya ví que es un tonto pervertido, me pasó de lleno mirando mis piernas.
Ya veo porque nadie le acepta ni el saludo, pero bueno al menos ya llevo ventaja sobre el.

El Diario de MarcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora