Capítulo Doce

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CAPÍTULO DOCE

06 de Julio, 2011

Con mucha seguridad camino hacia Keith.

No había pensado en calmar mi alto nivel de hormonas con el responsable, pero Kaethennis sin darse cuenta hace tan solo unos instantes me ha dado la idea, y por Dios que me encanta la idea de tener a Keith para mí.

Él me ve fijamente mientras me acerco, creo que está desconcertado y en cierta forma tiene sentido que lo esté, es decir, llevo aproximadamente un mes cabreada y evitándolo deliberadamente desde su desastrosa pedida de matrimonio.

Cuando estoy frente a él respiro hondo, veo sobre mi espalda y me doy cuenta que, con una ceja enarcada, Kae nos ve, creo que ella no cree que realmente yo vaya a hacer esto. En otras circunstancias, yo tampoco creería que voy a hacer esto, pero entonces ahora estoy embarazada y mis hormonas me tienen caliente como un sol y no por cualquiera, sino por Keith.

A lo lejos veo a Dan con Kevin dirigiéndose hacia Harry, momentáneamente sonrío sin creerme que ese hermoso niño ya tenga tres años y hoy lo estemos celebrando, pero rápidamente vuelvo a mi situación, situación que Keith debe resolver.

—¿Puedo ayudarte en algo, Bridget? —pregunta, ladeando su cabeza a un lado mientras observa muy fijamente mi estómago, en donde aún no se percibe con fuerza un embarazo, sigue estando plano, después de todo apenas llevo dos meses.

—De hecho sí puedes ayudarme en mucho —digo decidida, comenzando a mover mis manos, señal de que estoy desesperada—. Todo está palpitando, maldita sea, mi ropa interior vive resultándome incómoda porque la estropeo de lo caliente que estoy.

Keih abre sus ojos con sorpresa, claramente él no se esperaba este arranque de mi parte, yo tampoco.

—No te estoy entendiendo...

—Me vas a llevar a tu habitación, o bueno, la que era tu habitación.

—¿Vale? —pregunta desconcertado.

—Y vamos a tener sexo, vas a darme alucinantes orgasmos, porque es tu culpa que esté de esta manera. ¡Santo cielo! Tú no tienes ni idea de lo muy sensibles que están mis pechos...

—Brid... ¿Estás bien?

—Vas a llevarme a tener sexo ahora, Keith, ahora mismo.

Si fuera en otro momento, estoy muy segura que hubiera reído de la expresión de sorpresa e incredulidad que transmite el rostro de Keith, pero ahora solo estoy impaciente de que entienda el mensaje y me lleve a una habitación a arreglar este problema caliente que incomoda mis partes bajas y que me ha convertido en una mujer lujuriosa, en pocas palabras una mujer cachonda.

—¿Estás segura que quieres hacer eso? —cuestiona, analizándome mientras sus ojos se van empañando hasta convertirse en un gris muy oscuro con destellos azulados, ojos magníficos, son ese tipo de miradas las que confirman que los ojos de Keith son tan grises y oscuros que fácilmente puedes distinguir azul en ellos.

—Muy segura.

Keith asiente con la cabeza y me da una pequeña sonrisa antes de tenderme su mano, muerdo mi labio y la acepto porque no tengo nada que dudar.

Yo hice esta propuesta.

Y he estado tan deseosa de estar con Keith de nuevo, específicamente desde aquella noche en la que al parecer concebimos un bebé.

En cuanto él cierra la puerta de su antigua habitación únicamente nos miramos, creo que nos gusta actuar como idiotas, puesto que es lo que mejor sabemos hacer cuando estamos juntos y deseosos.

Los Besos Robados de Bridget (BG.5 libro #1.5) Disponible en libreríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora