• CAPÍTULO 6 •

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VALERIA

Un año nuevo.

Al comenzar un año nuevo, hoy, uno de enero, se supone que debemos iniciarlo con expectativas sumamente grandes, con fe de que todas las cosas irán bien y con el sueño de conseguir todo lo que nos hayamos propuesto, sólo se trata de iniciarlo con estas sos simples palabras: optimismo y entusiasmo.

Yo, sin embargo, las reemplazo por: tristeza y decepción.

Me han roto el corazón en pequeños pedazos, lo han tirado y pisoteado. Ahora sólo me queda recogerlas y tratar, de algún modo, armarlas de nuevo.

"Las personas en quien más confías te pueden lastimar", sí, ya lo aprendí, y de esta forma.

Y lo aprendí gracias al chico que yo llamaba novio, pero no lo era en verdad. También apareció alguien que me había hecho entrar en razon, y no era nadie cercano a mi, era un completo desconocido.

Aquel chico.

No sé absolutamente nada de él, lo trate de buscar dentro de la fiesta, pero era inútil, la multitud era inmensa y definitivamente no había rastro suyo.

Pero, ¿Por qué fue el único que había estado cuando nadie lo hizo? ¿Por qué lo había hecho? ¿Por qué sus palabras me llegaron al corazón y trataron de sanar la herida? ¿Por qué? No lo sé.

Sus palabras definitivamente no las podré olvidar, fueron algo así como un pequeño vendaje a una lesión, pues, de alguna manera me habían aliviado. Lamentablemente no lo volveré a ver, y no podré darle las gracias.

En cuanto a la fiesta de ayer, mejor dicho, de hoy, puedo resumirlo en esto:

La fiesta había terminado a las 4 de la mañana, es tanto raro pero cierto.

Durante toda la fiesta yo había estado completamente sola, a excepciones de algunas apariciones de hombres que querían conmigo,  lo que me había provocado un poco de temor en aquel momento, por eso decidí ir a donde estaban Sofía y Alejandro.

Sofía se emborrachó y empezó a decir estupideces, por lo tanto no pude contarle sobre lo ocurrido. Afortunadamente sus padres no se habían dado cuenta de que ella había llegado borracha a su casa, o sino ya sería otra historia.

Alejandro pareció haber entablado más que una simple amistad con la tal Jessica, y no sé que decir al respecto.

- Es un tremendo gilipollas - la voz de Sofía me quita de mis pensamientos rompiendo el silencio acogedor que se había formado entre nosotras.

Por suerte a Sofía ya se le había pasado un poco la resaca, por lo tanto podríamos hablar tranquilamente, bueno no, porque no se puede hacer nada tranquilo si es con ella.

Estamos en un parque de la ciudad, sentadas en la pequeña banca, dejándonos sumergir por la tranquilidad de la ciudad a estas horas. Con Sofía decidimos salir a dar un recorrido, principalmente para contarle todo lo sucedido, creo que ella es, tal vez, la única persona con quien pueda hablar y desahogarme en estos momentos.

La tarde ayuda bastante, se encuentra nublado y hace un poco de frío, está tranquila, el viento fresco hace volar pequeños mechones de mi cabello, estampandolas en mi rostro.

El príncipe de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora